Cap 9: Escapar

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El cielo comenzaba a tornarse de un intenso color negro apagado, las estrellas presentes poco a poco comenzaban a desaparecer hasta no quedar ninguna, como si la oscuridad se hubiese apoderado de todo el cielo y solo fuese un inmenso vacío sin vida. Dentro de toda esa oscuridad, solo se percibía un viento algo fuerte el cual acariciaba las hojas de los árboles haciendo que se estremeciesen a la vez que el soplido poco a poco empujaba las negras nubes de la noche tornando el cielo a la vez más negro intenso. Bajo estas nubes se encontraba la base militar, que a pesar de no ser la más grande en cuestión de tamaño contando con una sola pista de aterrizaje, esta estaba cubierta de pokemon de todo tipo. Por la cantidad que habían, toda la pista de aterrizaje estaba cubierta de Pokémon hasta donde la vista podía alcanzar de extremo a extremo, habiendo miles allí sin exagerar.

Todos en aquel lugar a pesar de ser tan distintos tenían algo en común, y era el desespero de abandonar sus vidas de la nada solo para salvarse, para poder escapar. Y para empeorar las cosas, lo que habían prometido los militares de la armada japonesa relacionado con los helicópteros que los iban a evacuar, era una falacia hasta el momento. La tensión y el desespero se elevaba poco a poco en un espacio tan reducido, especialmente en la entrada de aquel lugar, donde pocos militares estaban intentando contener a una horda de varios pokemon que habían derribado la reja de la entrada y se intentaban meter a la fuerza en aquella base militar. En sus ojos se notaba el desespero y la agonía mientras se empujaban entre ellos para entrar. Pero para su mala suerte, los militares con sus armas en alto apuntaban y golpeaban con su arma a todo aquel que cruzase la línea de la entrada más de la cuenta, llegando a amenazar con disparar.

Por la calle que donde se ingresa hacia la entrada de aquel lugar, se encontraban docenas de autos mal estacionados y abandonados en la entrada. Los que iban llegando, se abrían paso lo más cerca de la entrada que podían llegando hasta estrellar a otros vehículos en ocaciones, y así habían cada vez más autos amontonados en la entrada. Entre uno de las docenas que se habían, se encontraba Laraki, quien estaba escondido y atado al asiento de uno de esos autos junto con la cinderace y el absol, quienes tenían amordazado al pequeño eevee. El forcejeaba con todas sus fuerzas intentando escapar, pero por las ataduras improvisadas que tenía en sus extremidades, le impedían moverse. Absol quien estaba a su lado, tenía un bate de tipo baseball sostenido, y estaba alerta por si alguien se acercara más de la cuenta al lugar donde se encontraban. A pesar de que entre todos los vehículos, habían algunos pokemon en la zona e incluso uno que otro lograban ver al eevee atado, nadie se atrevía acercarse, o más bien a nadie le importaba más que salvarse a sí mismos, por lo que intentaban llegar lo antes posible a la entrada de la base militar, la cual poco a poco se comenzaba a amontonar de pokemon como si de zombis se tratase.

—no estoy de acuerdo con esto, pero no veo otra forma de entrar..— decía la cinderace mirando con desconcierto al absol

—funcionará— decía el contrario con su carácter enfadado pero a la ves apurado sosteniéndo el bate

—¿¡pero golpear con un bate a un niño?!.. ¡prefiero no entrar antes que hacerle más daño!— gritaba la cinderace al absol —es cruel usarlo aprovechando que está herido para entrar—

—¿¡te quieres callar?! la idea de esto es que cuando vean a un niño pequeño con un golpe en la cabeza desmayado les de pena, y así mentimos que somos familia y con suerte nos dejen entrar, para que lo socorran y entremos nosotros igual de paso— decía el absol viendo a la entrada a lo lejos y luego viendo al eevee en el asiento

—¡eres un desalmado!— decía la cinderace haciendo un movimiento rápido con intención de arrebatarle el bate.

—¡ya me hartaste, debí haberte dejado en esa calle!—

8.9 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora