29: El cuidador del ángel

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...y una cena entre el rey y la diosa.

y una cena entre el rey y la diosa

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Declan.

El pulso en mi cuello late con velocidad desmedida, mis ojos enfocados en la pelirroja postrada en la cama conectada a un medidor de signos vitales, una máscara de oxígeno y a un suero porque ha estado dormida por dos días.

Dos días.

Dos días sin abrir los ojos, sin levantarse de esa puta cama, sin moverse, sin hablar.

La ira bulle por mis venas, no he dormido desde que llegamos nuevamente a la cárcel, Adara recibió el peor de los impactos al tratar de salvar a Lanay.

La bomba fue de corto alcance pero no logró correr lo suficientemente rápido y lejos para no salir afectada gravemente.

El doctor hijo de puta curó sus quemaduras de segundo grado e hizo lo humanamente posible para que Adara no muriera. Tuvo un traumatismo por la caída pero nada exageradamente grave como para perder la vida.

Está bastante mal, sí, pero vivirá.

Lanay y Contad están a cargo ahora, la rubia está intentando encontrar quien fue el que puso la bomba y cómo demonios nos encontraron y el tatuado se encarga de la cárcel como lo haría Adara normalmente.

Ellos no son muy fanáticos míos pero han dejado que me quede con Adara estos días ya que ellos no pueden enfocarse en cuidarla como deberían.

El doctor también ha rondado la habitación de Adara varias veces y lo he echado cada vez pero el maldito se excusa con que debe revisarla.

Él no tiene que hacerlo.

Pero lo hace de todos modos y eso me jode bastante y si no fuese el único capacitado en poder traer de vuelta a Adara ya le hubiese partido ambas manos por tocarla tanto frente a mi puta cara.

Jamás inapropiadamente, pero aún así.

La puerta se abre abruptamente y miro revolotear un cabello rubio y corto cerca de la cama de Adara.

—¿Ha avanzado algo? —pregunta Lanay inclinándose hacia su amiga y coloca una mano en su frente.

No he logrado descifrar enteramente a Lanay.

Y soy bueno descifrando a las personas.

Como a Adara.

Es una persona que muestra dureza y frialdad por fuera porque es el papel que le tocó, es buena fingiendo en no tener sentimientos más allá del enojo pero yo la conozco mejor.

Cuando está abajo de mi, temblando y jodidamente pidiendo por más, veo sus verdaderas colores.

Y es jodidamente brillante bajo ese velo negro que la esconde.

Ella siente... y mucho. Podría apostar que mucho más que cualquier otra persona que he conocido.

Contad es malhumorado, cortante y rígido, pero no es una pared de ladrillos, demuestra su molestia, irritación y es totalmente vulnerable cuando la vida de los suyos está en riesgo.

El Diablo Está Cerca (+21) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora