Su Voz Interior

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( Tercera Parte)


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La joven azabache corría por el parque y el hombre quien era la primera vez que sentía el acelerar de su corazón, fingía querer a atraparla, si ella era una cachorra aún, que disfrutaba de juegos como estos.
Aunque la bella ojiazul solía jugar todo el tiempo con la pequeña infante, está vez la pequeña niña risueña, la había abandonado para rescostarse en su habitación, ya que al contar con 5 años su condición física no rendía, como la de la adolescente, por obvias razones.
Kagome volaba cada neurona de la cabeza del temido hombre, lo hacia alucinar de tan solo ver como ese pequeño vestido de color rosado, se mécia con el viento, mostrando aquellas apetecibles torneadas piernas.
Su cabello jugaba como danzando al compás del movimiento de sus pequeños trotes.
Nunca, jamás pensó que su criptonita sería una pequeña belleza de 1,50 de altura y grandes ojos azules que atraía con su belleza a todos, como hormigas hacía la miel.

En los dos extremos del jardín se econtraban Bankotsu y Koga los fieles guardaespaldas del peliplata, firmes cual estatua viviente, protegiendo el radio donde se econtraba la azabache, mientras que Renkotsu estaba a cargo de Rin dentro de la mansión junto con la Nana Kaede, sus cachorras siempre eran protegidas, pensaba el hombre mientras fingía no alcanzarla, solo para deleitarse con su melodiosa risa que resonaba por todo el jardín.

Claro que podría alcanzarla si el así lo quisiera, después de todo seguía siendo un asesino, era veloz, nadie nunca le había ganado corriendo, el enigmático hombre tenía un estado físico envidiable y el único que estuvo una vez casi a punto de empatarlo en una carrera, era su segundo guardaespaldas a cargo Wolf Koga, quien estaba bajo su mando.

A Sesshomaru le ecantaba complacer a su joven dama, no sentía vergüenza alguna de mostrarse hipnotizado por la bella azabache con quién llevaba dos meses de relación y lidiar con el carácter de una adolescente era muy nuevo para él, sobretodo por el gran temperamento que guardaba la hermosa joven.
Sabía que su cara de ángel no iba acorde a su peculiar carácter y se los habia dejado en claro a todos que ella, era una fieresilla.

__ Me rindo___ gritó, cayendo al suelo

La colegiala llevaba un hermoso vestido de color rosa crema, adornado por bonitas flores y sus pies tocaban el césped directamente, porque en algún momento de su juego había lanzado sus zapatos en algún lugar que ni siquiera ella sabía donde

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La colegiala llevaba un hermoso vestido de color rosa crema, adornado por bonitas flores y sus pies tocaban el césped directamente, porque en algún momento de su juego había lanzado sus zapatos en algún lugar que ni siquiera ella sabía donde.
La cansada belleza yacia en el césped, con sus cabellos esparcidos aún riendo, por el dolor abdominal que le había causado correr tan rápidamente.

__ Porque te rindes tan fácilmente, ángel?__ preguntó, el hombre mientras se recostaba sobre su pequeño cuerpo sin hacerlo completamente, sujetandose con un brazo para no ejercer presión sobre ella y acariciando dulcemente mientras admiraba el delicado rostro de la azabache con su otra mano.

__ Quizás porque he llegado de la preparatoria y no he comido nada, aún __ contesto sonriendo, mientras acariciaba y admiraba el varonil rostro del hombre que cerraba sus ojos ante el tacto de su pequeño pimpollo, que devolvía el gesto a su ex-captor.

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