39- La nota...

275 21 11
                                    

Han pasado varios días desde que Matt se fué, lo único que me hace permanecer aquí es mi embarazo y la posibilidad de que pueda perder a mi bebé al ir en avión.

No quiero que le pase nada a Matt, estoy muy preocupada. No ha llamado, escrito ningún mensaje, nada. Quiero saber de Matt, deseo que vuelva sano y salvo con Charlie.

Desde que el padre de la criatura que está creciendo dentro de mi se fué, no dejo de pensar en ese mensaje que hizo que en unos minutos todo lo que tenía se fuera. Parece mentira lo que puede causar una mísera palabra como es:

"Socorro"

En esos días no hacía mas que llorar hasta que se hacía de noche y me dormía.

Un día, vino Clara para ver como estaba. Me dijo que se quedaría conmigo a hacerme compañía hasta que Matt volviera.

Rezaba todas las noches por que mi novio pudiera ver el nacimiento de nuestra bebé y porque estuviera sano y salvo.

Cada noche que pasaba estaba mas desanimada y a poco a poco iba llegando el momento del parto y mi cielo aún no estaba conmigo. No sabía que hacer, no quería que mi hija se quedara sin papá como yo.

Hablando de ese tema, fui a ver a Matthew. Si mi amor moría, por lo menos habría cumplido la petición que me había hecho en vida.

No está completamente zanjado pero le aceptaré por cuatro motivos:

1. Porque quiera o no es mi padre.

2.Por Matt.

3.Por mi hija.

4.Porque si no hubiera seguido su consejo, no estaría con el amor de mi vida.

Punto de vista Matt

El viaje había sido largo, a medida que pasaban las horas se me hacía mas insoportable el hecho de que Charlie estuviera en peligro y de que a mi hermosa Sheila se le estuviera acercando el momento de dar a luz SOLA. Pero es mi hermana y como hermano mayor debía protegerla.

Llegué a España después de un largo viaje desde Itália. Llegué a la nueva casa de Charlie (me lo contó en sus últimas noticias, pero de eso ya hace meses) con las esperanzas de que todo esto solo fuera una simple broma.

Cuando ví la puerta abierta de su apartamento, me sentí lleno de desesperación por ver el interior. Nada, nada es exactamente lo que había en la habitación.

Empecé a golpear cosas y a tirarlas al suelo. Estaba lleno de ira y de agonía. ¿Donde estaría mi hermana? ¿Que le ha pasado? ¿Quien había dejado esas marcas de sangre en el sofa? ¿Quien había dejado ese rastro rojo que iba desde la puerta hasta el lugar en el que él estaba?

Había un sobre rojo encima de la mesa transparente, en el sobre ponía "Para: Matthew" en letras negras. Lo abrí con curiosidad y ví el contenido. Era un trozo de papel escrito con las mismas características que el sobre que lo cubría. Pero en ese ponía:

"Hola Matt,
tengo a tu hermana, para que comprendas que seré la única a la que podrás amar como no te enamores de mí.
Te quiere,
Rebeca ♥".

Mi cuerpo temblaba de rábia y tristeza. Había estado como 5 días sin saber de Sheila o de mi bebé por esa loca de psiquiátrico que no dejaba de entrometerse en mi vida. Llamé a la polícia, llegó en 10 minutos y me confirmó lo que tanto miedo tenía de saber: Ese rastro era sangre.

Llamé a Sheila y le conté todo lo que había pasado. Ella se alegró un montón de saber de mi hasta que le conté lo de Charlie.

Se nos notaba hacía meses, la echabamos de menos y no queríamos que le pasara nada a su mejor amiga y mi hermana.

Esa chica risueña con cabellos rizados color oro y ojos verdes. Rasgos dulces como caramelos con mejillas sonrosadas. De estatura mediana y delgada. Adoraba esa naturalidad que lucía siempre incorporada. Además de esa sonrisa sincera y constante.

Después de hablar un buen rato con Sheila, subí al piso de arriba. Abrí el enorme armario y cogí esa camiseta que casi siempre llevaba, era su playera favorita. Era azul claro con un sol sonriente en el centro.

La abracé, la olí y me dí cuenta de la falta que me hacía mi vieja compañera de viaje.

Me fuí a acostar en la cama de Charlie y pensé en un millón de cosas:

1. En Sheila.

2. En que mi novia había hablado con nuestro padre.

3. En Charlie.

4. En los curiosos objetos que había tirados por el suelo: Un marco de fotos en el que aparecía yo con Sheila y Charlie, una foto partida en dos de mí y Charlie además de un anillo que Sheila le había regalado de mejores amigas, antes de que nos fueramos.

5. En el rastro de sangre.

6. En lo que podrían estar haciendo con Charlie en ese mismo momento.

7. En todos los momentos que había pasado con Charlie.

8. En lo que sería mi vida sin Charlie.

9. En lo poco que había hablado con Charlie desde que estaba en Itália.

10. En lo mucho que la quería.

11. En la amenaza de Rebeca.

12. En las cosas que podía hacer esa loca.

13. En mi vida sin mi amor.

14. En mi vida sin mi bebé.

15. En que pasaría si no me enamoraba de ella.

16. ¿Dónde podría estar Rebeca?

17. ¿Qué podría hacer para salvar a Charlie?

18. En todo en general.

No lograba dormirme, pensaba en demasiadas cosas a la vez, quería a pocas personas y todas ellas podían ser destruidas por una misma persona que solo me quería a mí.

Al final estaba tan despierto que me levanté de la cama, busqué una libreta y un boli. Después me puse a escribir un plan pero estaba tan cansado que nada de lo que escribía tenía sentido, parecían garabatos o geroglíficos incomprensibles. Al final me acabé durmiendo en el salón encima del escritorio de Charlie.

******************************
Las quiero mucho mucho, gracias por leer *-*,
Os quiere,
Vuestra fiel escritora,
Pilar.

Recordad:

Un voto → Una sonrisa :)

Un comentario→ Una lagrimita de felicidad :')

Un antes y un despuésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora