CAP. 3 Sospecha

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Hermione leía en la soledad de su habitación, estaba pálida y se veía más delgada. Hacia un mes no salía del ala sur de la mansión Malfoy, nadie podía entrar sin antes pasar una exagerada cantidad de filtros, nisiquiera Lucius Malfoy podía pasar sin autorización. La mansión Malfoy era una fortaleza custodiada por aurores y seguridad privada.

Toc toc

La castaña se levantó y sujetó la varita con fuerza, sabía que solo una persona entraba sin anunciarse pero no era capaz de bajar la guardia.

—Mami...—Christian corrió a sus brazos. Se relajó al ver al pequeño castaño, lo alzó acariciando su espalda y su cabecita. —¿Cuando vendrá Papá?

Sintió como un puñal se atravesaba en su pecho, no soportaba cuando el pequeño le hacía esa pregunta. Sabía que Christian sufria en silencio lo que pasaba, era un niño fuerte pero al fin y al cabo no dejaba de ser un niño pequeño.

—Pronto, vida mía —besó su frente, —Papá vendrá con nosotros pronto.

—Soñe con él, —el pequeño se sonrojó, Hermione acarició su carita regordeta sonriendo levementpe. —decia que debía cuidarte y ser muy fuerte. 

—Mi amor... ¿Como fue tu día con Lucius?, —cambio el tema.

El niño bajó la mirada y levantó la manga de su suéter, tenía un moretón casi negro. Hermione sintió el corazón apretado, aquel golpe le dolia mas a ella, sabía que Lucius jamás le haría daño a su hijo, una cosa era el odio que se sentía hacia ella y el otro el cariño que le tenía al niño. Pero, odiaba los castigos físicos y no le iba a permitir que los maestros que él contrato lo lastimaran por cualquier error.  Solo Draco era capaz de enfrentar a su padre pero sin él, ella no iba a permitir que Lucius Malfoy la pisoteara. Él quería que Christian fuera capaz de protegerse por si mismo, pero sus métodos de enseñanza eran crueles, entendía porque Draco era como era.

—Esto no pasará otra vez, —aseguró.

Toc toc

—Señora Ministra, —la voz de Daniel atraves de la puerta, —el señor Theodore Nott está aquí.

—Dejaló.

La puerta se abrió dándole pasó a Theodore, los ojos de Christian brillaron con alegría al ver al castaño.

—¡Theo!, —corrió a sus brazos, Theodore lo apretó con todas sus fuerzas. Cerró los ojos aferrándose al niño y sintiendo el leve aroma a bebé que aún conservaba, revolvió su cabello y lo bajó. 

La manga del suéter de Christian seguía remangada por lo que vio el golpe y apretó los puños con rabia. Hermione lo noto y llamó rápidamente Daniel para que se llevara al niño antes de que Theo explotara.

—¡Fue Lucius!, —aseguró sin dudarlo, —lo volvió a golpear.

—Theo...–Hermione entendía la molestia de Theo. Sin embargo, no era como el pensaba, no es como Lucius lo golpeara en realidad, pero si le daba entrenamiento estricto y como no era diestro usando magia se lástimaba. Él patriarca le había contratado maestros de esgrima, defensa personal, natación y un montón de maestros mas, era algo muy duro para un niño y cualquier rasguño que tenía era culpa de Lucius. 

—¡Theo ni una mierda!, —gritó enojado, —si tú no lo pones en su lugar lo haré yo, no voy a permitir que le vuelva a poner una mano encima a Christian. No va a repetir con Christian lo que le hizo a Draco, eso te lo aseguro.

Lucius había intentado abofetear a hijo en una ocasión, lo recordaba muy bien ya que había sido solo un par de meses antes.

–¡No quiero!, –gritó el niño castaño, –no quiero que ese señor me hable, es malvado y no quiere a mi mami.

La Ministra. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora