CAP. 5 Dos mujeres

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Harry observaba a la guapa rubia vestirse, un mensaje urgente había logrado que la mujer decidiera salir del lecho y marcharse. Era hermosa y tenerla había todo un reto por lo que, verla en su cama para él era todo un sueño.

Harry se acomodó mejor en la cama totalmente desnudo, agarró una sábana cubriendo su parte inferior. La rubia río.

–Te vi hasta las entrañas es muy tarde para que te cubras.

–Soy tímido, –susurró.

–Si, claro y los cerdos vuelan, –se burló.

Harry sonrió observándola.

–¿Me vas a decir a dónde vas?, –indagó.

–No.

–¿Porque no?

–Es personal.

–¿Theodore sabe?, –una pizca de celos pudo sentirse en su voz. Theodore sabía todo sobre ella, no había nada, ni sus más oscuros secretos que Theodore Nott no conociera.

Sabía que ella y Theodore eran amigos de siempre. Pero, Ron, Hermione y él también eran mejores amigos y sabía que todos tenían sus secretos, un claro ejemplo es que Ron no conocía la identidad del padre de Christian y él no conocía que tan cercana era la relación de su amiga con el sujeto en discordia; Theodore Nott. Entonces, ¿Porqué él debía saber todo de ella? Era injusto.

–Lo sabe, –confesó tranquilamente.

–¿Porque el puede saberlo y no yo?.

–Es mejor así, –ella sonrió, –¿Celoso?

Harry río ocultando su nerviosismo, si, estaba celoso pero no lo iba a demostrar, él no era inseguro y nisiquiera tenían una relación oficial para decirle abiertamente que sentía celos de su mejor amigo, eran amantes ocasionales.

–Para nada, solo tengo curiosidad, –dijo, –últimamente te veo menos y cuando te veo en cuanto te llega algún mensaje sales como alma que lleva el diablo y apareces días después.

–Cosas del trabajo...–mintió.

–No mientas, Daphne, –la enfrentó, –no es trabajo, si fuera trabajo me dirías a dónde vas y no te pondrías nerviosa cuando te llega alguna carta y estoy aquí. Está bien si no puedes decirme pero tampoco mientas, no me gustan las mentiras.

–Esta bien.

–Solo dime qué no es algo que pone tu vida en riego.

–Lo prometo no es nada peligroso solo es personal, –volvió a mentir, sin embargo, Harry creyó en su palabra.

Daphne no quería mentirle pero no le diría lo que estaba haciendo. Después de todo, aunque tuvieran algo cercano a una relación él seguía siendo el jefe de aurores, era la ley y ella la rompía en sus narices descaradamente. Se dio una última mirada al espejo satisfecha con lo veía, se despidió de Harry con la mano y se acercó a la puerta.

Algo le decía que no fuera así como si nada, maldijo su interior y dio media vuelta volviendo a la cama e inclinándose se acercó al rostro de Harry dándole un largo beso, pudo sentir como algo maltrato su mano y recordó que al llegar tenía una pulsera que ya no tenía.

–wow...¿Que fue eso?, –Harry se sorprendió, ella nunca se despedía de aquella manera.

–¿Que? Solo quería recuperar mi pulsera, –se l enseñó, –tu estabas a la mitad. Adiós Harry.

Ginny caminaba entre la multitud que se había reunido la rededor de la plaza, habían pegado carteles amenazando a la población civil y a los funcionarios del ministerio.  Quienes terminaban de leer entraban en pánico corriendo de un lado a otro gritando que debían huir de Londres.

La Ministra. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora