Cap. 4 Ron

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Nunca fue el estudiante más brillante o el chico más guapo, nisiquiera podía decirse que era el más delicado, pero sin duda Ron Weasley tenía algo que a muchos les faltaba Lealtad y un gran corazón.  Aún siendo su enemigo número uno se esmeraba por encontrar pistas sobre su paradero, a espaldas de Harry dirigía su propia búsqueda en el bajo mundo. Tenía planes de contárselo a Harry pero cuando tuviera un material sólido que lo llevará hasta Draco Malfoy, sabía que entre él y Hermione pasaba algo más que una relación de jefa/empleado. Quizá había surgido una amistad o algo más, pensaba que tal vez un amante ocasional y no quería confesarlo por temor a su reacción y la entendía, cuando se trataba del rubio no era tema fácil.

No le agrada en lo absoluto.

Otra teoría que había surgido en la cabecita de Ron es que Draco era su amante y Theodore el padre de su hijo, esa idea era la que le parecía más lógica ya que nadie podía negar el enorme parecido entre Christian y Theodore, la estrecha relación entre los dos castaños era innegable. Hermione había entrenado bien al niño ya que nunca decía quien era su padre o su apellido, ella siempre decía que la seguridad de su hija dependía que nadie más supiera quién era su padre o el resto de su familia, ya que el solo echo de ser hijo de Hermione Granger era un riesgo.

Ron observaba a Christian en silencio el niño jugaba como siempre, estaba sentando en la ventana de su habitación observando a la nada en completo silencio.

El pelirrojo nunca pensó volver a poner un pie en aquella mansión y menos para protección de su mejor amiga, para él era algo increíble y más ver a diario la molestia de Lucius Malfoy al ver su casa rodeada de autores y tener que tragarse la rabia sin poder decir nada.

Sus pies lo llevaron la pequeño castaño, se veía triste y muy pálido. Estaba aferrado a un dragón de peluche que le había regalo Charly Weasley cuando nació.

–¿Te pasa algo?, –el niño negó, –Vamos Christian, somos amigos ¿O no?

El pequeño asintió.

–Extraño a papi. –confeso, reteniendo las ganas de llorar, –¿Porque no viene a verme? Mi mami dice que esta trabajando pero miente.

Theodore tenía una semana sin ir a verlo y por lo general iba todos los días, era un niño pequeño y entendía que unos días sin ver a sus padres se le hacía una eternidad.

–Tu Papi tiene que trabajar muy duro para protegerlos a tí y a mami, debes ser muy fuerte y ya veras como volverá pronto y jugará contigo. –le acaricio el cabello, el niño negó. –claro que si pequeñín.

–Papi está en peligro...–para sorpresa de Ron el pequeño lo abrazo y rompió en llanto, –papi sufre, yo lo ví...me dice que cuide de mamá y él volverá pero es mentira...los hombres malos lo hacen sufrir mucho.

–No...no es así, –Ron intentaba calmarlo. –Theo...

–¿Eres mi amigo Ron?–el pelirrojo asintió, –te puedo contar un secreto y no le dirás a mami.

–Por supuesto.

–Prometelo.

–Lo prometo.

–Mami dice que no puedo decirle a nadie quien es mi papi para que no nos hagan daño los hombres malo, pero tú eres mi amigo, –ya sospechaba que le diría y se sentía honrado de que el niño le confiara un secreto tan importante para él. –Daco es mi Papi. –se aferró al peluche.

–¿Daco?, –a quien conocía que se llamara Daco.

Su cerebro hizo click y se fijó mejor en aquel pequeño y su Dragón, Daco, Dragón, Daco...

–¿Draco Malfoy?.

Él niño asintió.

La boca del pelirrojo se abrió con sorpresa sin saber que decir o como reaccionar, observó con más cuidado las facciones del pequeño y pronto encontró más parecido con el rubio que con Theo ¿Que demonios estaba pasando? Se parecía a los dos. Tenía las facciones delicadas y elegantes de los Malfoy, pero la mirada y ojos de los Nott, el cabello era castaño muy claro como el de Theodore, también tenía su nariz. Era una mezcla de los dos hombres, de su madre solo tenía algunas pequeñas pecas, por lo menos superficialmente.

La Ministra. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora