Capitulo 11. sospechas y Deseo

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–Papá, ¿Estás bien? –preguntó Cignus sentando en un rincón de la habitación de sus padres.

Draco se sentía fatal. El intenso dolor de cabeza que lo había hecho desmayar habia pasado pero la sensación de no recordar claramente lo tenía con jaqueca. Levantó la vista al pequeño Christian en un rincón y asintió. El pequeño sonrió enseñando sus dientes sin atreverse a entrar.

–¿Porque no entras?, –preguntó el rubio.

–Mami dijo que no debía molestarte, –confesó.

El rubio frunció el ceño y le indicó entrar, abriéndole campo en la enorme cama para que se subiera.

–Tu no molestas,–pegó su frente a la del niño, acariciando su cara regordeta. –¿Como te fue en la nueva escuela?

–Hay muchos niños que lloran mucho,  –hizo una mueca, –sus papás se fueron y se la pasaron llorando.

–Son niños pequeños...–sonrió, –como tú, la primera vez que mami te dejó en una guardería lloraste hasta que nos llamaron porque no te aguantaban.

El castaño bufó.

–Era un niño pequeño.

El rubio río.

–Aun eres pequeño.

–Ya soy un niño grande, –se cruzo de brazos, –los niños grandes no lloran.

–¿Si los adultos lo hacen porque no un niño?

Alzó los hombros sin saber responder.

–Papi, –el Rubió le prestó atención al castañito cuando esté sujetó su rostro y lo miró fijamente, –te prometo que no volveré a llorar, nunca más.

–¿Porque prometes eso?

–Porque debo ser valiente y muy fuerte para proteger a mami, –el pequeño frunció el ceño, –si tu no estas yo debo cuidarla. Es una promesa.

El rubio sonrió sin darle mayor importancia a la promesa pequeño, era un niño de casi seis años que lloraba porque si y por qué no. Si embargo, asintió y el pequeño le dió un beso en la frente.

Un par de toques en la puerta interrumpió el momento. Hermione pasó observando al pequeño que se había escondido bajo las sábanas.

–Christian, te dije que papi debía descansar, –lo regañó suavemente, –que no debías molestarlo.

–Esta bien, no me molesta, –el rubio salió en defensa de su cachorro.

–Esta bien, –se acercó a la cama devolviendo al niño, tomándolo en brazos. –Ya todos se fueron, estaban preocupados por tí. Harry y Theodore están afuera esperando.

La castaña se escuchaba bastante molesta pero intentaba estar calmada. Su molestia no era para menos, el desmayo había sido repentino y desde el momento en que había recuperado la conciencia se negaba a recibir atención médica. Por lo que, habían terminado discutiendo.

–Hazlos que pasen, por favor.

Ella asintió. Salió con el niño en brazos hasta la estancia donde y les indico que eran libres de entrar y que no tenia la mas mínima idea deque hablarían

–¿Vas a salir?, preguntó Theodore, viendo cómo sacaba su abrigo y el del niño.

–No me ves. –respondio de mal humor.

–Lloverá.

–No soy de azúcar, no me voy a derretir por unas gotitas de agua.

–Pero Christian se puede enfermar.

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⏰ Última actualización: Jul 13 ⏰

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