Donatello x Lectora | | Valerie - Steve Winwood

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Donnie.

Un día de verano. Usualmente me encuentro en mi laboratorio, investigando, experimentando o creando nuevas sustancias o artículos o máquinas tecnológicas que nos puedan servir de utilidad. Pero ese día, ese exacto día, Mikey se encontraba en la sala, pidiendo a Leo y Raph si podrían salir ese mediodía afuera, a disfrutar el clima veraniego, pues la temperatura no estaba tan mal.

"¡Donnie! ¡Vamos afuera!" gritó Mikey desde el otro lado de la puerta de mi laboratorio.

"No puedo Mikey, estoy trabajando en algo" respondí.

"¡Vamos Donnie! Leo y Raph vendrán conmigo, ¡sólo faltas tú!" seguía gritando mientras golpeaba la puerta. "Si no aceptas seguiré insistiendo ¡por favor! ¡por favor! ¡por favor! ¡por fa..."

Abrí la puerta de golpe, pasando mi mano por mi frente.

"Está bien, Mikey, pero para" dije.

Llegamos a una azotea de uno de los complejos de departamentos neoyorquinos, donde nos sentamos a disfrutar de ese día. Quería continuar con lo que estaba trabajando, al menos por el T-Phone, pero Leo me había detenido, diciéndome que nos recomendaba disfrutar de los milagros de la naturaleza, del ambiente, aunque sea en esta gran ciudad contaminada.

"¿Escuchan eso?" pregunté a mis hermanos cuando tuve un cuenta un detalle. Me negaron con la cabeza, como si el hecho de escuchar esa canción era sólamente destinado a mí.

Música. Se escuchaba amortiguada, lejana y cercana a la vez. Era Jazz. Jazz al mediodía. Dije a mis hermanos que volvería en unos minutos. Avancé siguiendo la melodía. Cuando volteé en dirección a la música, que al parecer pertenecía a uno de los departamentos, la vi.

Una chica, con un rostro lleno de seguridad e inspiración subiendo a la azotea por medio de las escaleras de emergencias. Concentré mi posición de manera que no logre verme, pero aún así permitiéndome apreciarla. Había decidido que volvería con los chicos, pero entonces...

Ella empezó a bailar. Lenta, dulce y sensual a la vez. Me estaba dejando hipnotizado con cada uno de sus movimientos. No puedo decir si ella sabía bailar o no, pero para mí, era el más gran pequeño espectáculo que había visto en mi vida. Su rostro, reflejaba algo de liberación, como si quisiera soltar algo de sí misma, melancolía y fantasía. No sé si mi alma se encontraba tan pegado a lo que estaba observando, pero mi mente se apagó en ese instante.

Cuando me di cuenta, estaba viéndola muy de cerca, y solté un par de palabras, en la escasa sombra que dejaba el sol veraniego, que nunca hubiera soltado si no me hubiera encontrado tan embobado en ese momento.

"Bailas muy bien"

La chica volteó hacia donde había escuchado mi voz. Adoro ser un ninja.

Vi sus mejillas llenarse de un tono carmín, tan fuerte que no hubiera diferencia con la máscara de Raph.

"¿Quién está ahí?" preguntó. Su respiración se agitaba en cada segundo que pasaba.

"Si salgo, de seguro te asustarás" respondí.

"Esmeralda nunca se asustó de Quasimodo. No creo que seas alguien como el ayudante de un doctor maníaco como para tenerte miedo" dijo.

Sonreí por su comentario y salí lentamente de la sombra donde me ocultaba. Ella sólo dio dos pasos atrás, anodadada por lo que estaba viendo. No emitió ni una sola palabra.

Al ver su rosto más de cerca, pude ver que sus ojos se encontraban algo rojos e hinchados, como si hubiera estado llorando.

"Eres... un mutante" dijo sorprendida.

TMNT x Reader | Situaciones y canciones | EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora