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Leonardo x Lectora | | The Look - Roxette

"Ah, vamos muchachos" llamó la joven a su banda. El agua de la alcantarilla chispeaba por los duros pasos, como martillo, de la muchacha. Caminaba como cualquiera de sus amigos, como un muchacho varón queriendo ser rudo. Sus amigos, detrás de ella, siguiéndola con bastante precaución a su alrededor, y con cuidado de no golpear o ensuciar los instrumentos musicales que llevaban en sus manos.
"¿Estás segura de esto?" preguntó uno de los integrantes. La chica asintió. Era mejor, pensaba, encontrar la alcantarilla abandonada para tocar que tener que soportar los duros reclamos de esos «aburridos vecinos».

Poco sabían esos jóvenes que unos mutantes en caparazones los veían entre las sombras. Sigilosamente, silenciosamente... como ninjas.

"¿Crees que tenemos que llamar a Leo?" preguntó el de ojos cielo.

"Me parecen muy benignos" respondió el de ojos marrón. "Pero... supongo que será mejor contarle de esto".

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"Entonces... ¿Dónde están?" preguntó Leonardo, el líder de las tortugas mutantes. No podían permitir que más gente de la superficie los vea para salir corriendo, o peor, que descubran accidentalmente su guarida. Junto a él se encontraba su hermano, Raphael, de brazos cruzados, escuchando a sus hermanos menores.

Estaban en el mismo punto donde los hermanos habían visto a aquellos humanos. Pero los humanos...

"¡Ya no se encuentran aquí!" exclamó Miguel Ángel, el de ojos cielo, con las manos en su cabeza.

"Claro que no, Mikey. Leo, lamento haberte hecho perder el tiempo de patrulla" se disculpaba la tortuga de ojos marrón, ahora pudiéndose ver su cinta violeta.

"No te lamentes, Donnie." detuvo el líder. "Es mejor que encontremos a esos chicos antes de que..."

Las últimas partes de un eco retumbaron sobre los oídos de las tortugas.

"¡ESTO ES INCREÍBLE!"

Todos se miraron entre sí. "No sé tú, pero creo que ya encontraron la guarida" comentó Raphael.

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Los instrumentos hacían eco en las alcantarillas. La música resonaba en los cuerpos de los jóvenes humanos, emocionados de haber encontrado ese lugar tan misteriosamente arreglado.
Las tortugas, sin embargo, no podían disfrutar del pop rock que sonaba en su guarida, pues estaban muy ocupados discutiendo cómo sacarlos de su hogar.
Después de cierto debate entre Raph y Leo sobre ahuyentar a los jóvenes de un susto o encontrar una mejor forma de hacerlo... Decidieron ir por la 'muy mala idea' de Mikey, ya que así no se favorecía el plan de ninguno de los dos. La idea de Mikey sí era muy mala en realidad:

"¡Es sencillo muchachos! ¡Sólo hay que decirles que dejen la guarida!"

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Entraron a su hogar sigilosamente, el cuidado entre las sombras que tiene un ninja perfecto para no ser vistos, o escuchados, o sentidos. Y es que no hacía falta actuar como un ninja entre tanto ruido musical, pero ya era parte del entrenamiento de las tortugas. Entre ellos pensaban quién iría primero a hablar, mientras miraban la práctica de la banda de humanos.

Los humanos tenían un estilo completamente fuera de moda: Cabellos alborotados, leggings de colores y chaquetas de cuero. Cada uno de ellos en una batería eléctrica, un micrófono, una guitarra eléctrica, un bajo, y un sintetizador. Leo analizaba a cada uno de los integrantes, intentando ver quién sería el más comprensivo de todos.