Capitulo 4: Albardilla

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Notas del creador (outofmygourd):

Por cierto, si los hermanos duffers matan a alguno de mis chicos, viviré en este universo que creé y no hay nada que nadie pueda hacer para detenerme.
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Los pájaros cantando y el sol brillando en los ojos de Steve lo despertaron a la mañana siguiente, sacando un gemido molesto de su garganta mientras apretaba los ojos con fuerza, con la mano agarrando la colcha a su lado.

-Alguien está gruñón- escuchó a su lado. Steve abrió un ojo y se encontró con la imagen de Eddie sonriéndole, con aire de suficiencia. Fue entonces cuando Steve se dio cuenta de que no estaba agarrando unas sábanas, sino su propia camisa, que estaba pegada a Eddie. Ambos ojos se abrieron cuando la vergüenza lo inundó, el sueño hizo que su cerebro se retrasara para ponerse al día con la realidad.

Eddie, que parecía haber estado un poco despierto, vio esto y sonrió cálidamente. Luego, hizo algo que efectivamente apagó el cerebro que apenas funcionaba de Steve. Tomó la parte superior de la mano de Steve cautelosamente con una de las suyas, luego el pulgar de Steve con la otra y procedió a hacer que pareciera que la mano de Steve estaba hablando mientras Eddie decía, con una extraña y rasposa voz de demonio -Buenos días, Stevie-. Dejó que la mano de Steve volviera a caer sobre su pecho, aún sonriendo con esa sonrisa tonta mientras Steve intentaba formar palabras, pero en ese momento se sentía como si su estómago se estuviera despegando de JFK.

Milagrosamente, se las arregló para salir de él, rodando más sobre su espalda y llevandosé su mano con él mientras se frotaba los ojos para quitarse el sueño. Miró el reloj junto a su lado de la cama y, como predijo, se habían acostado hasta tarde, los números mostraban que eran las doce y media.

-Escuché a las chicas hablando abajo no hace mucho tiempo. Probablemente deberíamos irnos antes de que quemen tu casa- señaló Eddie, Steve dejó escapar un suspiro silencioso.

-Siempre la niñera- se quejó, con la garganta áspera por la mañana. Cuando miró hacia atrás, Eddie lo estaba mirando, más intensamente de lo habitual, y dios si Steve no daría todo en el mundo para ser un lector de mentes en este momento, porque ¿qué es esa mirada? -¿Qué?- Preguntó.

-Nada- sus ojos miraron hacia el cabello de Steve. -Simplemente es bueno saber que no siempre es perfecto-. Y luego, alborotó el cabello de Steve. Steve gruñó en señal de protesta y le lanzó una mirada mientras Eddie se bajaba de la cama y se vestía con la camisa y los pantalones cortos de Steve. La luz dorada iluminó su cabello desde atrás e hizo que el chico se viera francamente angelical. Steve negó con la cabeza, parpadeando un par de veces antes de levantarse de la cama y rápidamente ponerse una camisa y guiarlos escaleras abajo.

-¿Son ellos?- Steve escuchó decir a Robin desde la cocina.

-¿Crees que ellos...?- Vickie se detuvo y un sonrojo corrió directamente a la cara de Steve. Estaba contento de no estar frente a Eddie.

-¿Crees que nosotros qué?- Steve anunció en voz alta antes de que entraran en la cocina. Las chicas se pusieron un poco rígidas, como si las hubieran pillado haciendo algo que no debían.

-Uh… solo charlabamos- suministró Robin, mirando a Vickie para respaldarla, a lo que Vickie asintió con entusiasmo. Son peligrosas esas dos, pensó Steve para sí mismo mientras le lanzaba a Robin una mirada de regaño.

-¿Vomitos?- preguntó Vickie en un intento de cambiar de tema. Steve empezó a moverse por la cocina, sacando cosas para preparar el desayuno.

-Nop. Tengo demasiada experiencia para vomitar tan fácilmente- dijo Steve por encima del hombro. -Huevos revueltos y tocino ¿bien? ¿o voy a tener que aprender a hacer una tortilla en el acto?-

Not So Bad - SteddieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora