¿Por qué vuelves?
Tanto resentimiento
hace que mis uñas dejen de existir.
Que mis ojos se desangren
y ardan con el roce
de la delicadeza.
¿Por qué vuelves?
La cabeza se me quema
como una carta de sueños.
Cada palabra de esa carta
me hace suicidarme
cada mañana.
¿Por qué vuelves?
Soplas las cenizas
del momento
en que los ojos
brillan para ver
en la noche.
¿Por qué vuelves?
Acércate
y escucha esto:
hoy dejarás de volver
porque ya no tengo sueño.