Cinco años más tarde
—Es la hora. Puedes regresar.
—¿Puedo regresar con ella?
—Sí, pero no como Elliot. Tomarás otro cuerpo, uno que necesita otro alma. Cuando vuelvas, Tánatos estará esperando para acompañarte hasta tu nuevo cuerpo.
—¿Él lo sabe?
—Él ha estado los últimos cinco años buscando un modo de hacerte volver. Ha pedido unos cuantos favores, pero no se rindió.
No conocía mucho al Dios, pero habían compartido cuerpo durante algunos momentos y cuando acompañó a su alma, algo más pasó entre ellos.
Tánatos se había aferrado a él como si no quisiera dejarle marchar.
—Encontraré la manera— le había dicho, pero no lo entendió en ese momento. Ahora lo hacía.
Miró hacia el Dios del Olimpo y asintió. Estaba listo.
Un portal se abrió frente a él y caminó hacia la luz que desprendía.
Una figura le esperaba al otro lado y le reconoció al momento.
Cuando estuvo de nuevo frente a Tánatos, este extendió la mano.
—No me sueltes.
—No lo haré.
Sin embargo, no esperaba lo que ocurrió a continuación, porque su nuevo cuerpo estaba frente a él. De nuevo, iban a ser los dos juntos.
—¿Qué le pasa a tu alma? ¿La perdiste para recuperarme?
—¿Quién dijo que tuviese una para empezar, humano? Sigue ahí, pero tú formarás parte de mí ahora si lo quieres.
No tuvo que pensarlo. No importaba dentro de que cuerpo estuviese, siempre y cuando pudiese abrazar de nuevo a su chica.
—Vamos, ella nos está esperando.
Dio un paso adelante y encontró su nuevo hogar.
Nunca más tendrían que preocuparse por su mortalidad y podría...
<<¿El bebé?>>
—¿Listo para conocer a nuestro hijo Elliot?
Conteniedo el nudo que se formó en su garganta, asintió. Que le hubiesen puesto su nombre al bebé era más de lo que jamás hubiese podido imaginar.
<<Siempre estaré listo para eso.>>
—Arabella no sabe nada de esto. No quise decírselo por si no salía bien, pero estará feliz. Ambos hemos estado incompletos sin ti.
En un abrir y cerrar de ojos, aparecieron en su apartamento.
Todo estaba exactamente igual que cuando él vivía allí y le sorprendió que ellos lo hubiesen convertido en su hogar.—Elliot está con sus tíos. Quería que tuviesemos este momento a solas antes de que lo conocieras.
Elliot asintió conforme.
Arabella se encontraba durmiendo en la que fue su cama.
Había algunas cosas que no habían estado allí, como las fotografías de un hermoso niño de pelo oscuro como Tánatos y los mismo preciosos ojos de su madre.
—Toma el control de mi cuerpo y dale el primer abrazo del resto de tu eternidad.
Tumbándose al lado de Arabella, sintió a Tánatos desaparecer y dejándole a él el control.
Al sentir un cuerpo cálido a su lado, ella se acercó más permitiendo que la rodease con sus brazos, al igual que su última noche juntos cinco años atrás.
Los ojos de la bruja se abrieron despacio y los enfocó en los suyos.
Confundida, temió estar soñando al ver que estos no eran oscuros, sino claros, como aquellos que hacía tiempo se habían cerrado para siempre.
Creyendo que seguía inmersa en el sueño, parpadeó un par de veces antes de mirarle de nuevo.
—¿Estoy soñando?—preguntó en un débil susurro.
—No, cariño. Estoy aquí. He vuelto a ti.
Presa de una inmensa alegría, se lanzó a sus brazos de donde nunca debió salir.
—Te amo, te amo, te amo Elliot.
—Te amo también, cariño. Estoy en casa.
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Y se terminó.
Espero que os haya gustado y muchas gracias por la paciencia que me habéis tenido con esta historia.
Espero también tener algo más de tiempo ahora para escribir.
Un beso enorme y nos leemos pronto.
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Arabella
FantasyCuando lo más importante en su vida le es arrebatado, Elliot cae en la más absoluta desesperación. Una noche, mientras trata de olvidar, escucha a dos hombres hablar sobre una misteriosa reliquia que puede devolver la vida de aquellos que han muerto...