Arabella golpeó con fuerza el suelo con las rodillas en cuanto las sombras la soltaron.
No sabía dónde estaba pero si conocía a la persona que se cernía frente a ella.
—No sabes el tiempo que hace que espero este delicioso momento. Si ese viejo mago se hallase a tu lado arrodillado sería perfecto, sin embargo me conformo.
—Debí suponer que se trataba de ti. Nunca te conformaste. Siempre quisiste más, aun cuando no lo merecías.
—Yo debía ser el sucesor de ese viejo estúpido, pero te interpusiste. De no ser por ti... Ahora ya da igual. Quiero que me saques de aquí. Por eso has sido despertada. El humano quería que devolvieses a la vida a su chica— señaló hacia un rincón donde el cuerpo de Gillian yacía descompuesto y tirado sin ningún cuidado.
Elliot enloquecería si pudiese ver lo que habían hecho con la mujer a la que amaba.
—Ordenaste que se llevasen su cuerpo.
—Por supuesto. No podía permitir que hicieses ese ritual para nadie que no fuese yo. Sé muy bien cuales son las consecuencias. No hay otra oportunidad.
—No voy a ayudarte.
—No tienes otra opción. Solo un Dios puede sacarte de aquí y nadie sabe dónde estás. Y en caso de que lograses escapar... Bueno, digamos que sé donde encontrar al humano. Estoy seguro de que las sombras pueden jugar un rato con él y tal vez llevarle en medio de toda esa guerra que asola la superficie. Imagina cuanto sufriría a manos de todos esos clanes mientras tratan de matarse entre ellos. La muerte de su chica sería nada en comparación.
No podía permitirlo.
No podía dejar que nada le ocurriese a Elliot porque ella...Le amo.
—Lo haré.
Tánatos regresó a casa de Elliot y tal y como llegó de inmediato tomó forma corpórea.
Llamó por ambos, al humano y Arabella, pero ninguno respondió.
Encontró al primero en el suelo, durmiendo a causa de un hechizo.
Podía sentir la magia de Arabella sobre Elliot, pero no fue lo único que sintió.
Aunque débil, había otro rastro en el aire. Algo que deseaba que no estuviese allí. Sombras.Desesperado, empezó a sacudir al humano para despertarle, pero no hubo forma.
Tenía que encontrar a Arabella porque si lo que estaba pensando era cierto, el tiempo de la bruja estaba cerca de su fin.—¡Despierta, humano! ¡Maldita sea!
Los ojos de Elliot se entreabrieron antes de enfocarlos en la figura que se cernía sobre él.
—¿Qué pasa?
Incorporándose despacio, quedó sentado en el suelo y apoyó la espalda contra el sofá mientras terminaba que quitarse la sensación de agotamiento de encima.
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Arabella
FantasyCuando lo más importante en su vida le es arrebatado, Elliot cae en la más absoluta desesperación. Una noche, mientras trata de olvidar, escucha a dos hombres hablar sobre una misteriosa reliquia que puede devolver la vida de aquellos que han muerto...