Arabella

Capítulo 04

—¿De qué estás hablando?— preguntó mientras la levantaba inmediatamente del suelo.

—Yo... No sabía que había vuelto, mi señor.

—No es momento para bromear, Arabella. Vámonos de aquí antes de que esa cosa regrese.

Ella le siguió, manteniéndose a poca distancia de él pero caminando a su espalda.
No podía creer que no le hubiese reconocido. En cuanto sus manos le habían tocado, había sentido su presencia, su energía y todo el poder que poseía. Incluso sus ojos eran parecidos.
¿Por qué estaba él aquí?
Y más importante aún, ¿por qué estaba dentro del cuerpo de Elliot?
Sí, este era descendiente de Merlín, pero no poseía ninguno de sus poderes, solo su sangre había logrado canalizar de algún modo la magia que corría por sus venas. Nada más.
A ojos de cualquiera, Elliot era un hombre normal y corriente. Un mortal más.

De vuelta a su coche, el viaje fue igual de incómodo para ella como lo fue a la ida y el silencio que se estableció entre ellos tampoco ayudaba, aunque le dio la oportunidad de pensar porque estaba ÉL aquí.

En sus tiempos, había escuchado historias acerca de su increíble poder, sin embargo, nunca se había encontrado físicamente con él.
Durante su adolescencia, sentía su presencia envolviéndola a cada paso del camino y sabía que de un modo u otro, él la había llevado a conocer al gran Merlín.

Nunca se preguntó el motivo. Una vez que el mago la tomó bajo su ala,  desapareció, como si nunca hubiese estado allí.
No volvió a pensar en él.
Su mente le olvidó.
Su corazón se cerró.
Pero ese ser había regresado y no pudo evitar pensar si finalmente la reclamaría como suya.

No podría explicarse siquiera a si misma porque sentía que le pertenecía, pero sabiendo quien era, no podía entender que motivos tendría para mantenerla con vida y cuidar de ella.

Se había enfadado cuando él desapareció un día sin una sola palabra y todavía estaba enfadada.

El amanecer llegó eventualmente y su mente seguía confusa.
Elliot había dormido en su cama mientras las horas pasaban y ella veía salir el sol.
No habría sido capaz de conciliar el sueño de todos modos.

Se estremeció al sentir el frío aire que se levantó con las primeras horas de claridad mientras el primer recuerdo que tenía de ÉL regresaba a su mente.

La Arabella de quince años no tenía nada que ver con quien era en ese momento.
Era débil y estaba asustada y sola.
Había visto morir a su familia esperando a que alguien llegase y les ayudara. Nadie apareció.
Sus padres y su hermano murieron frente a sus ojos y ella iba a seguirles muy pronto.

Vio las almas de su familia abandonar sus cuerpos y como un alma más oscura y poderosa se los llevaba.

Se estaba desangrando.
Pronto, la oscuridad la envolvería y podría reunirse con su familia en el más allá.