Capítulo 08

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—¡Noooooo!

Nunca supo si el grito salió de su boca o de la de Tánatos pero ambos cayeron junto al cuerpo inmóvil de Arabella.

—Por favor, por favor, abre los ojos.

No importó cuantas veces lo suplicó, ella se estaba enfriando en sus brazos.

—¿Elliot?

Se obligó a sí mismo a mirar a la mujer por la que hasta hace unos segundos,  hubiese dado todo por volver a ver.

Arabella fue arrebatada de sus brazos por un destrozado Dios de la Muerte.
Su dolor podía palparse en el aire. De mismo modo que estaba seguro que podía sentirse el suyo.

—Gillian.

—¿Qué ha pasado? ¿Cómo he llegado aquí?

Quería abrazarla y reconfortarla, pero estaba temblando.

—Yo...— los ojos de Gillian fueron hacia el lugar donde Tánatos y Arabella seguían— estaba muerta, Elliot. ¿Cómo puede ser que esté aquí?

—Ella te trajo de regreso— las palabras salieron con dificultad de su boca.— Encontré la manera de recuperarte, pero...

Nunca imaginé que eso significaría perderla a ella.

—¿Y ella está bien?—preguntó mirando atentamente a la mujer y al hombre que la abrazaba desconsolado.

—Está muerta. Trajo tu alma de regreso a tu cuerpo— la miró de arriba abajo y nadie podría decir que llevaba dos años muerta o que había sido destripada. Arabella no solo la había traído de vuelta, sino que además se había asegurado de que pudiese regresar a su cuerpo como si nada hubiese sucedido.— No sabía que el ritual tenía un precio tan alto.

—¿Puedo verla? Soy médico y...

Se acercó un paso hasta donde se encontraban los otros dos cuando Tánatos gritó.

—¡No te acerques!

Elliot, al no comprender la reacción del Dios, trató de intervenir.

—¡No es humana, Elliot!

—¿De qué estás hablando? Por supuesto que lo es. Ella era... Ella es mi prometida.

En ese momento odió como sonaba aquello.

Tánatos empezó a negar con la cabeza cuando un aullido sonó en medio de la noche.

—¿Qué demonios fue eso?

—Es su pareja. Está marcada.

Elliot se volvió hacia Gillian que le miraba sin comprender.
Bueno, él tampoco entendía una mierda.

—Un licántropo la marcó antes de que otro la matase. Cuando una de esas criaturas encuentra a su alma gemela, la muerde entre el hombro y el cuello y deja ahí su marca para hacerle saber a los demás que ya está tomada, pero no debió poder reclamarla del todo y llegaron a ella antes de que pudiese hacerlo.

Gillian se llevó la mano dónde Tánatos dijo que debía estar la marca.
Sentía un leve escozor en la zona pero no le había dado importancia hasta ese momento. Hasta saber de qué se trataba.

El aullido sonó de nuevo más cerca.

—Su compañero ha venido a por ella. Va a convertirse, Elliot. Una vez que la saliva de un licántropo entra en contacto con la sangre humana, el cambio es inminente.

—Pero morí.

—Sí y no tuviste tiempo de cambiar. Ahora que tu cuerpo y tu alma están recuperados, no hay nada que pueda detenerlo.

ArabellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora