XLVII

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Maratón 5/6

Me estaba confundiendo horriblemente; estaba entre el 'sí' y el 'no' acerca de descifrar sus sentimientos hacía mí. Juro que no lo entendía.

Cuando me hube sentado, los miré acomodados en la pista, bailando una canción y no una melodía, aunque era igual de lenta.

Tenía que deshacerme de inmediato de todas mis especulaciones, de todo tipo de pensamiento en el que cavilara a Jay. Él no debía de estar rondando en mi cabeza, vagando junto a las fantasías implacables que se desataban con cada mirada o tacto suyo.

Volví a prestar atención a ellos. Eran la pareja perfecta, sin duda. Y aunque estaba terriblemente confundido por el actuar de Jay; sí tenía una cosa en claro... no permitiría que jugara conmigo, ni mucho menos con Heeseung, y por supuesto, tampoco que le rompiera el corazón.

Vuoi ballare con me?— la voz de una joven de cabello suelto me hizo mirarle.

Me tendía la mano, como Jsy lo había hecho antes. Pude adivinar entonces que me pedía un baile. Pero no tenía muchas ganas de bailar.

—Lo siento, no hablo italiano— dije sonriéndole.

Oh, parli coreano, ma per favore balla con me— no sabía qué había dicho, pero no quitaba la mano extendida hacía mí.

Miré hacía la pista de baile y Heeseung y Jay seguían allí, moviéndose al sonido de la música. Yo no tenía que quedarme aquí sentado, abandonado; además la chica que me pedía un baile era linda. Su pelo castaño que caía sobre sus hombros se veía suave, sus ojos avellana y sus labios rosados y rellenos me recordaron en cierta parte a Jay, aunque en versión femenina.

—Qué más da— farfullé y me levanté de la silla aceptando la invitación de baile.

Ella me sonrió y me condujo hasta la pista, en donde al instante atrajimos la atención de la pareja a mi lado. Heeseung y Jay.

Heeseung me sonrió, mientras que Jay frunció el ceño. ¿Y ahora qué pretendía? ¿Quería tenernos a Heeseung y mi para él nada más? Pues estaba muy equivocado, aún así me doliera en lo más profundo de mi alma, él sólo sería de Heeseung, nada más.

Les di una sonrisa de autosuficiencia, sintiéndome orgulloso no sé de qué. Y volví mi mirada a la chica que bailaba conmigo, mientras que la de Jay no se despegaba de mí.

[♡]

No podía conseguir pegar los párpados después de esa noche, daba vueltas y vueltas en mi cama, siendo la una de la madrugada; apenas había pasado una hora y media desde que habíamos llegado al departamento.

Exhalé agobiado y me levanté por un vaso de leche, para ver si así conseguía que el sueño se compadeciera de mí. Serví el líquido blanco en un vaso y luego de darle un sorbo, escuché un murmullo en la habitación de Heeseung. Curioso me acerqué a su puerta, con paso sigiloso, seguro estaría hablando dormido. Cuando estuve detrás de la puerta, alcancé a percibir su voz perfectamente sobria, sin atisbo alguno de somnolencia, hablaba con alguien, pero, ¿a estas horas? ¿Con quién?

Agudicé el oído, queriendo encontrarle sonido entendible a su murmullo.

—Es que no sé que pasa, Sunghoon. Siento que no va muy bien...

¿Sunghoon? ¿Estaba hablando con Sunghoon? ¿Qué era lo que no iba bien? ¿No sabía qué cosa?

Las preguntas comenzaron a formularse en mi cabeza por sí solas. Pero decidí mejor darle privacidad, a fin de cuentas esperaba a que me lo contara mañana.

Manual de lo Prohibido ── JaywonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora