Maratón 4/5—Sólo quiero hablar con él-— era su voz, sin duda, la que se oía a través del pasillo con eco propio.
Me quedé helado, mis pies no se movieron más y mi cuerpo quedó escondido tras la pared continua.
—Pero él no quiere hablar contigo, pervertido— esa otra voz era la de Niki, se oía algo molesta.
¿Qué estaba sucediendo? pensé
—¿Pervertido?— repitió Jay escandalizado.
—¿Lo llevas a tu casa sabiendo que no está en sus cinco sentidos? No te hagas el santo— alegó Niki.
—Lo llevé a mi casa por eso mismo— explicó—. No iba a dejarlo aquí solo en ese estado, además, yo no tenía llave de este departamento, ¿qué querías? ¿Qué lo dejara en el pasillo?— replicó.
—Como sea, él no quiere verte.
—Tú no decidas, no tienes derecho— decía Jay.
—No decido, sólo te estoy repitiendo lo que él me dijo esta tarde— refutó Niki.
—Necesito hablar con él, y tú no me lo vas a impedir— advirtió Jay.
—Pues, ójala lo encuentres— la voz de Riki parecía ocultar una sonrisa malévola.
Hubo un silencio y me eché a correr al captar que la conversación entre ellos había terminado y que Jay pasaría por donde yo estaba escuchando todo.
Corrí hacía el ascensor, Jay no lo tomaría, de eso estaba seguro. Las puertas se abrieron a tiempo y me escondí antes de que sus ojos me vieran. Apreté el botón para el cuarto piso, sólo por si acaso y el estómago se me encogió evidentemente más sensible cuando el ascensor subió un piso arriba.
Cuando las puertas se abrieron de nuevo y me dejaron salir, bajé rápidamente las escaleras hasta mi piso y llamé a la puerta del departamento trecientos ocho. Alguien dentro refunfuñó palabras ininteligibles y luego la tía de Niki me abrió la puerta y me puso mala cara, deformando su rostro con más arrugas de las que ya tenía. Su cabello blanco estaba atado en una desecha coleta y algunos cuántos pelos se salían de su lugar.
—Disculpe que la moleste, ¿está Riki?— pregunté.
—¡Riki!— lo llamó, luego sin decir nada más, se dio media vuelta y volvió al sofá en el que seguro estaba antes.
Niki salió de una de las habitaciones y después de que miró a su tía me captó en la puerta de entrada, esperando.
—Oh— musitó y se acercó a toda velocidad—. ¿Qué pasa, Won?— dijo saliendo un poco y cerrando la puerta tras de sí.
—Escuché la discusión que tuviste con Jay, ¿por qué? ¿A qué vino?— inquirí desesperado.
Él exhaló.
—Venía a hablar contigo, pero le dije que tú no querías hablar con él— musitó.
—Eso lo escuché, pero ¿por qué le dijiste que yo no quería hablar con él?
—Pues, ¿no es obvio? Jungwon, yo sé que te lastimaría más de lo que ya lo ha hecho. No quiero que te sientas culpable de nada, Jay es el que tiene la culpa aquí y quiero que lo acepte. Además ya has llorado bastante.
—Pero...
—A menos de que quieras despedirte de él, yo no puedo impedirlo— se encogió de hombros.
—No— negué rotundamente—. Ni siquiera le diré que me voy.
—No digas que te vas, se siente horrible— musitó bajando la mirada.
ESTÁS LEYENDO
Manual de lo Prohibido ── Jaywon
Hayran Kurgu"¿Alguna vez has deseado algo prohibido?...Como si esa cosa estuviera en la lista de "NO TOQUES, NO CODICIES", pero cada momento te incita más a tenerlo. ¿Qué sucede cuando deseas a la persona equivocada?¿Cuándo amas a la persona menos indicada...