Maratón final 3/5Una lágrima rodó por mi mejilla, una lágrima que no pude contener; tan pesada como mi dolor, tan profunda como mi agonía. El taxi se detuvo frente a mi casa. Le pagué y bajé para adentrarme a esta. Subí y me tumbé en mi cama, a plena luz del día a llorar. Estaba enloqueciendo, me estaba volviendo un patético desquiciado.
Llorar resultaba perfecto estando solo, sin preguntas, sin miradas; incluso la voz en mi cabeza guardaba silencio mientras las lágrimas seguían bajando por mis mejillas y mis sollozos se ahogaban contra la almohada. Y pensar que había perdido a la única familia que me quedaba, Heeseung, por una estupidez mía, por un maldito error.
En ese momento deseé fervientemente inventar una máquina que volviera el tiempo atrás, así, no iría jamás a Venecia, no hubiera conocido nunca a Jay, no estuviera amándolo con todas las ridículas fuerzas de mi corazón y no estuviera solo en todo el mundo. Pero era suficiente, ya había llorado mucho y a causa suya. Ya no podía ser tan vulnerable a él, no debía. No cabía duda que todo en este mundo se paga, y a lo mejor era el pago a mi maldad. Lo que yo le había hecho a Heeseung, ahora lo estaba sufriendo. Pero no más, no iba a dejar que aquello me tumbara, tenía que vivir con ello de ser posible, pero iba a seguir adelante. Adelante, sin nada más que mi frente en alto. Era una promesa.
♡
Habían pasado tres días, y aunque me negara a aceptarlo y llevara puesta una armadura de fortaleza, mi corazón preguntaba por Jay. Tres días y ¿nada? Jake me había contado que, por supuesto, él le había preguntado a dónde había ido y cuando los hombros de Jake se encogieron ante la interrogativa, Jay salió disparado por la puerta, sin señal alguna de Giselle.
Pero ya no iba a pensar en ello, o al menos intentaría no hacerlo y no darle más concesión al asunto. Miré a través de la ventana del departamento y visualicé las grandes formas arquitectónicas de los edificios de Busan. Tenía pensado jamás volver de nuevo a Seúl después de esta pequeña gira de la exhibición, quedarme en algún lugar seguro hasta que el corazón sintiera de nuevo. Me preguntaba, ¿hasta cuándo sería libre?, ¿hasta qué punto resistiría él? Mi corazón palpitaba deseoso por sentir, por vivir, por amar; tenía miedo de no encontrar todo eso en alguien más. Andaría lejos, esperando no volver a atrás, no mirar profundamente su fotografía, negándome a todo aquello que aún sentía por él.
Si él apareciera, seguro mi corazón cantaría; pero mientras no lo haga y el tiempo pase; yo me haría más fuerte y evitaría derrumbarme en sentimientos vanos. Lo dejaría libre, para poder ser libre yo.
Los golpes en la puerta interrumpieron mi divagación.
—¿Estás listo?— la voz de Jake era un poco reconfortable a todo mi dolor.
Desvié la vista de la vitrina para mirarle y sonriéndole, asentí.
—Vamos.
Tomé mi abrigo y bajé junto con Jake hasta la recepción del hotel, para dirigirnos a la Avenida Seomyun, en donde volvía a darle vida a "Manuale del proibito". Había sido un éxito en Seúl, y ahora, Hwang lo había trasladado a Busan, en donde pidieron que la presentara. Estaba feliz, por supuesto, era el mundo reconociendo mi trabajo.
Cuando llegamos, Hyunjin ya estaba allí y nos regaló una extensa sonrisa al vernos.
—Suban, suban, es en el cuarto piso— nos dijo dándonos la mano.
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Manual de lo Prohibido ── Jaywon
Fanfic"¿Alguna vez has deseado algo prohibido?...Como si esa cosa estuviera en la lista de "NO TOQUES, NO CODICIES", pero cada momento te incita más a tenerlo. ¿Qué sucede cuando deseas a la persona equivocada?¿Cuándo amas a la persona menos indicada...