El gato de Schrödinger: Octava parte.

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Bueno...

El resumen de lo que había pasado iba de la siguiente manera.

El día que no estuvo vigilante, hubo un brote... un brote masivo.

En el lado de los ricachones estirados...

Oh si... justo pasó en el lado donde no había pensado que pasaria.

Y si... sentía un poco de culpa por no haber previsto esa posibilidad.

"Maggi... metiste la pata"

Pero... lo que hay que resaltar es que ni bien las personas de los barrios marginales escucharon el rumor de que la gente del otro lado de la cuidad tenía una extraña enfermedad, no tardaron nada en levantar una muralla con lo que tuvieran a mano para mantener alejados a los enfermos y posibilidades de contagios.

Era destacable la rápida acción de algunas personas... en fin, por "recomendación" de Leonor tuvo que volver a casa y solo esperar su llamado. No es que se queje ya que estaría más tiempo con los niños, no todo era tan malo en la vida.

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(Cuatro días después)

Durante el tiempo que tuvo "libre" intento recrear una vacuna que fuer eficaz con la peste. En principios limitantes como materiales y candidatos dispuestos a probar la vacuna eran cosas que le faltaban pero... pese a las dificultades estaba completamente segura que Acacio Gabriel Viegas estaría casi orgulloso de ella.

También debía agradecer que Mikel y los niños comprendían que ella no pudiera pasar tanto tiempo con ellos ya que lo que hacía era algo importante, eso sí... siempre le traían comida a su cabaña, como agradecía la comida caliente de Mikael.

Estiro los brazos hacia el cielo y se puso de pue de su asiento, aún tenía trabajo que hacer. Tomo una gran botella de mata pulgas en rociador, debía ir al bosque y ver como andaban los lobos y los osos por las dudas, de paso estiraría un poco las piernas después de tantas horas sentada.

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Ya era algo tarde para cuando volvía de su "paseo" aprovecharía ya cenaría con Mikael y los chicos, tenía tanta hambre que sería capaz de comerse casi cualquier cosas.

En su camino a casa escucho cierto alboroto, las voces de Katakuri, Mikael, Perospero y otro tanto de voces desconocidas, todos ellos a unos metros de casa.

Sin perder tiempo se puso una mascarilla unos guantes desechables, lo más probable era que se trataran de desconocidos por ende posibles contagiados, como se alegraba de haber instruyo correctamente a los chicos y Mikael qué medidas tomar para evitar un contagio.

Unos pasos más y pudo ver lo que pasaba, Mikael y los chicos frente a un grupo de seis personas algunos de ellos usaban una bata blanca, felizmente entre los chicos y los extraños había una sana distancia de casi tres metros.

– Les dijimos que se fueran.

Mikael era el que hablaba mientras vio que los chicos mantenían posturas amenazantes, incluso Katakuri estaba sosteniendo su tridente dispuesto a atacar a cualquiera que diera un paso adelante.

– Cof, cof no es cortes quedarse en un lugar donde no se es bienvenido – interrumpió Maggi, acercándose al grupo pero manteniendo la distancia.

Los seis desconocidos concentraron su atención en ella mientras Mikael, katakuri y Perospero la veían severamente, como si hubiera cometido un error.

– Eres tú... Eres tú la persona que trato a la gente de Leonor

Uno de los tipos de bata blanca la señalo.

La vida de una reencarnada en One piece 2.22Donde viven las historias. Descúbrelo ahora