Los ojos carmesí de aquel hombre no se separaban de el pequeño bebé que se encontraba en su cuna, que dormía sobre unas sábanas blancas de hospital. Veía aquel pequeño traje verde que usaba, el cual había sido creado con tanto amor por el señor Bakugō. Sus lágrimas de felicidad eran vistas por su esposa, tenía bastante miedo de cargarlo. Le era algo imposible, él no era muy delicado para sostener un ser humano tan pequeñito y frágil.
—Tranquilo, si yo pude controlar mis nervios, claro que puedes tú también —ánimo su esposa.
—Tú eres mejor que yo —se acercó al bebé—, es lógico que te sea más fácil.
—Nunca creí ver muy temeroso al grandísimo Katsuki Bakugō —se burlo.
—Cállate, contigo soy débil.
—No lo demuestres siempre, a mi me gusta verte fuerte como eres —le hizo una seña—. Todos quisieran ser como tú, eres respetado y admirado por muchos nuevos jóvenes futuros héroes. Demuéstrales que eres el papá más valiente.
Sonrió mientras colocaba sus brazos para cargarlo, no le era difícil saber la posición ya que anteriormente ha cargado algunos pequeños. Pero esté bebé era el más pequeño que había sostenido, su corazón latía demasiado fuerte y rápido, la sonrisa en su rostro era incontrolable.
—Lamento que no hayamos podido festejar aquella cena planeada de cumpleaños —comentó la castaña.
—No importa, quizás con suerte haya muchos futuros cumpleaños —tocó la mano de el pequeño—. Será mi regalo favorito de por vida, impresionante nacer justo un día antes que yo. Gracias, Ochako.
—Salió mejor esta sorpresa que la cena —se ríe—. Falta poco.
—No es importante mi cumpleaños, estoy más feliz por esto.
No hacía falta que él se lo dijera, ella sabía que estaba amando este momento y que le agradecía lo que habían logrado. No mintió, desde hace años él prometió estar con ella y ser el mejor para ella, no para el mundo. Ambos decidieron apoyarse, amarse, protegerse, él era la elección perfecta que había hecho su corazón. Sabía que no se equivocaría, quizás no había sido perfecto al comienzo, había tropiezos. Pero amaba que todo salía bien a final de cuentas.
¿Por qué lo juzgaban?, cierto que tenía un carácter de mierda. Pero su corazón era lo más puro y cariñoso, sobretodo ella le ayudó en ello, encontró felicidad junto a la castaña.
—Quisiera ver la cara de todos los ex compañeros de UA que te juzgaron sin saber —sonrió—, quedarían completamente sorprendidos, tontos.
—No me interesa, aunque admito que podría ser divertido. Lo fue cuando comenzaron a verme crecer profesionalmente, imagínate ahora —la veía—, les gustabas. Eras de las más bonitas de UA, pero gané, como siempre.
—¿Por qué siempre ganas?
—Por que siempre quiero ser el número uno —sonrió.
Se acercó a ella, por su parte se recorrió en aquella camilla para ambos estar sentados juntos. Amaba esos momentos donde no hacía falta que hablaran demasiado, cuando lo hacían era lleno de amor. Su respiración se escuchaba, para la castaña era mucha tranquilidad, pero le llamó la atención aquel sonido tam peculiar de su esposo llorar. Era un sollozo acompañado de lágrimas mientras veía aquel pequeño, una de sus manos tomó la mano de la castaña.
Sostuvo su mano mientras acariciaba tiernamente, aún se mantenía llorando sin dejar de ver a el pequeño castaño. Recargó su cabeza en el hombro de su esposo sin dejar de ver a la ventana, ya era noche por lo que podía ver las estrellas y la luna.
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❥Mi regalo [Kacchako]
FanfictionLa etapa del embarazo es un momento anhelado por algunas, soñado y despreciado por algunas otras, es cuestión de gustos e intereses. Por lo que Uraraka no le desagradaba la idea, al contrario tenía en mente que algún día eso sucedería y su novio est...