❥007

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Había regresado de el centro comercial y su chequeo, la felicidad en su rostro se notaba bastante, le había caído perfecta la noticia del sexo del bebé. Ella al igual que su novio no tenían un favoritismo, solamente que su camino de nueve meses fuera amor y salud. Guardó las cosas que compró muy bien debajo de la cama, todo resultaría perfecto, hasta que nuevamente sus pensamientos atacaron con el reciente recuerdo de la mujer de cabellos claros y no solo el de hace unas horas, sino también los de hace años. Sacudió su cabeza para olvidarlos, tenía que ignorarlos ella sabía que no había razón para tener celos o inseguridad. Estaba acostumbrada a no tenerlos o tragarlos, al igual que su pareja. Al parecer la sensibilidad con el embarazo no era algo lindo.

Escuchó la puerta abrirse y posteriormente cerrarse fuertemente, salió de la habitación para encontrarse a su ya casi esposo sentarse en el sofá. Como cada día. El rubio soltó un sonoro suspiro mientras desabotonaba aún más su camisa, sentía que se ahogaba. Miró su celular por última vez para bloquear la pantalla y dejarlo en la mesita de centro.

—Bienvenido —anunció la castaña.

—Pensé que llegaría más tarde —se giró a verla.

—Terminé un poco antes de lo planeado, ¿cómo te fue hoy?

—Cansado, pero no me puedo quejar —estiró si brazo hacía ella—. Pronto tendré al menos una semana de descanso para estar contigo.

—Oh, eso es cierto —tomó su mano para acercarse a él—. ¿Cómo te ha ido en la oficina?

Curiosidad. Aquella mujer estaba que destilaba curiosidad en su ser por indagar en recuerdos de él, sobretodo en que si había visto a la chica que anteriormente no ha salido de sus pensamientos. Un sabor agrío recorrió su garganta de solo recordar a la chica.

—Fastidioso —besó rápidamente sus labios—, como de costumbre.

—¿De verdad?, pensé que al menos había algo con que alegrarte.

—¿Cómo jodidos me voy alegrar ahí?, no hay nada bueno ahí —gruñó.

—¿Nada?

—Nada.

—¿Ni la comida?, ¿café?, ¿compañeros?, ¿una chica linda?

—Bueno el café es bueno, es lo único de ahí pero nada... —la miró a los ojos—. ¿Qué mierda tiene que ver la última pregunta?

—¿Última pregunta?, ¡ah, no, nada en especial!

—Sé que quieres decir algo, cara redonda.

Los ojos rubíes miraban fijamente los chocolates de ella, haciendo sentir el mismo nerviosismo que tuvo la primera vez que hizo un contacto igual. Sus mejillas se tornaron más rosadas de lo usual, que se giró a otro lado, se sentía como en sus años de preparatoria, como cuando aquella relación comenzaba.

—Bueno, es que me topé con alguien en e hospital —comenzó a contar—, y bueno no fue de mucho agrado.

—¿Alguien?, habla de una vez Ochako —respondió un poco molesto.

—Camie...

Camie Utsushimi, quien muy en el fondo antes de descubrir los sentimientos hacía Ochako creía que terminaría con ella. En su juventud de secundaria la conoció gracias a el trabajo de su padre, era linda y para él quizás sería una buena opción para tener sexo con ella. Pero todo aquel pensamiento se esfumó cual humo cuando descubrió el amor hacia quien ahora sería su esposa y madre de su primogénito.

—¿Eh? —preguntó un tanto confundido—, ¿qué mierda tiene que ver?

—Pensó que yo estaba con Izuku, por que da la casualidad que nunca has mencionado nada de lo nuestro. Menos de nuestro bebé.

❥Mi regalo [Kacchako]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora