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Ambos ojos café chocaron mientras se veían un tanto nerviosas, era lógico ante la situación en la que estaban. Mientras de el ojos rubíes solamente rezaba a todo lo que pudiera existir para que no terminaran con ansias de matarse entre sí, que el departamento no estallara en llamas o peor aún, el edificio. Exagerar sería la ciudad. Dio un largo suspiro mientras veía a su compañero de viaje, su mejor amigo. Si no hubiera sido por que Ashido también debía ir de intercambio a otro lugar, habrían quedado perfectas ambas para convivir.

—Bueno señoritas —llamó la atención el pelirrojo—, o bueno... en fin, recuerden ser amable una con la otra.

—¿Llevarnos bien? —preguntó en susurro Camie.

La joven embarazada dio un largo suspiro mientras sonreía de forma tierna y sincera, lo había prometido, ella se portaría bien. Ella confiaba en su esposo y sus decisiones.

—Bien, no pasará nada —sonrió nuevamente.

—Eso espero, no pienso pagar la reconstrucción de el edificio —bufó—. Debo irme, Camie hay una larga lista que cree especialmente para ti sobretodo respecto a mi hogar, mis reglas y algunos detalles sobre el embarazo.

—¿Por qué debería...

—Porque ella es una maldita desgraciada sonsacadora que te hará comprar o conseguir alimentos que no debe.

—¡Eso es mentira! —cruzó sus brazos—, en fin.

—Como sea, por favor realmente cuídala —miro a la héroe.

—Sí, sí, no te preocupes Bakugō —respondió.

—Gracias —le sonrió.

Se giró para no ver a la pareja, su corazón aún dolía un poco ante aquella situación. Pero tenía que resignarse a solamente formar una amistad con el rubio, como siempre lo fue o eso aparentaba ser. Ya que, realmente no sabía sí él la consideraba una amiga. Por su parte, Katsuki abrazó nuevamente a su esposa para despedirse, el día anterior se la había pasado abrazándola todo el día, tomando fotos y acariciando su vientre, le hablaba para ver los pequeños movimientos que esté hacia.

—Volveré pronto —besó su frente.

La castaña lo veía un tanto triste y descontenta, por lo que el rubio se sonrojó un poco mientras giraba sus ojos. Sonrió para acercarse a besar sus labios, después de todo no los probaría en un largo tiempo.

—¿Será pronto, amor? —le preguntó en susurro.

Ella era mucho de demostrar amor, ternura, que era normal o casi normal escuchar llamarla por apodos de pareja. Pero cuando él lo hacía en verdad era por alguna situación especial o le nacía desde el fondo de su alma y corazón decirlo.

—Lo más pronto que pueda, amor —deshizo aquel abrazo.

Después de una pequeña despedida, se quedaron solas ambas heroínas en el departamento. Se sentía un poco la incomodidad de ambas, pues nunca habían convivido juntas, cruzaban una que otra palabra cuando llegaban a toparse pero era todo. ¿Cómo iniciar una conversación con la mujer que quiere a tu esposo?, ¿cómo iniciar una conversación con la esposa de tu amor de adolescencia? Quería creer que algún día esa etapa de enamorada terminará algún día, que un hombre se presente ante ella olvidando ese sentimiento.

Pero desgraciadamente aún no llegaba el indicado para ayudar borrar a el rubio, dio un largo suspiro mientras pensaba en las palabras indicadas para comenzar y alejar aquella incomodidad. Pero no lo lograba, además sabía que hablar con una mujer embarazada podía tener momentos difíciles. Por ejemplo, cuando sus emociones se mezclan es un desastre, y lo que menos quería era una queja de ella hacía su esposo o jefe. No quería problemas esta vez, solo hacer su trabajo, solo cuidar a Ochako Bakugō aunque le doliera admitirlo. Ella apreciaba a Katsuki y lo apoyaría en todo, por eso nunca destruyó aquel gran amor que él tenía por la castaña aunque la idea le cruzara por años en su mente.

—Urara... —carraspeó ante su nuevo error—, Bakugō —corrigió—, ¿quieres comer algo? No soy mucho de cocinar, pero puedo hacer algo.

—Oh... bueno, realmente Katsuki me dio desayuno hace poco —sonrió nerviosa—. Yo tampoco soy de cocinar mucho, ya que él es quien hace la mayor parte de la comida. O mayor variedad, yo suelo preparar casi lo mismo siempre.

—Supongo que antes no tenías tiempo para cocinar, ¿verdad?

—Así es, estudiaba y trabajaba medio turno —se sentó en el sofá—, comía en algunos puestos de comida rápida, congelada, empaquetada o preparaba algo fácil y rápido para hacer mis tareas. Incluso comía bastante comida chatarra, pero gracias al entrenamiento no engordé demasiado.

Para Camie era una mujer que a pesar de todo lo que comía lucía bien, tenía todo en su lugar y con unas figuras envidiables. No era gorda ni bastante flaca, era una medida perfecta. Entendía el por qué le atrajo a Katsuki a demás de su gran corazón y carácter que tenía, se alegraba que fuera ella. Una mujer bastante fuerte en muchos aspectos.

—¿Tú pagaste todos tus gastos de UA?

—Sí, al igual que gastos diarios. Mis padres me ayudaban un poco, pero sinceramente antes no les iba muy bien en el trabajo —elevó el control remoto para atraerlo a ella—, así que no pedía mucho apoyo de su parte. Cuando el negocio mejoró tampoco les pedí nada, me había acostumbrado a hacer todo por mí misma —encendió el televisor—. Aunque volví a vivir con ellos después de graduarme, yo seguía comprando mis cosas.

Sí, era la mujer perfecta ante los ojos rubíes. Ella siempre había dependido de varias personas, su familia era un tanto adinerada a lo cual ella jamás se preocupó por comida, vivienda, ropa o dinero. Incluso, hacía que su padre comprara ropa a Masaru con la excusa de ir a la residencia Bakugō. Realmente apoyaba el bello trabajo que hacía aquel hombre, generó una amistad y cariño por él como un segundo padre. Por ello le hubiera caído como anillo al dedo que se convirtieran en familia, sería el suegro perfecto. Pero al igual que su hijo, ambos padres veían con bastante amor a Ochako, con tanta ternura y agradecimiento.

No podía y no quería competir con ella, perdería con solo sonreír. Dio un largo suspiro mientras cerraba sus ojos, admitía la derrota desde que se enteró de su compromiso y su embarazo. Durante el noviazgo tenía la esperanza de que todo terminara, pero a pesar de todo lo qué pasó Bakugō él seguía de pie ante aquella relación y ella apoyándolo. Eso realmente era amor, es amor.

—¿Estás soltera? —preguntó de golpe.

—¿Eh?, claro que sí —bufó—, realmente el amor no es lo mío.

—Oh... entiendo —respondió un tanto dudosa.

—He conocido muchos hombres, he salido con varios —se levantó de la silla—, pero realmente ninguno me ha tomado enserio. No soy más allá de una cara bonita y pechos grandes con una pequeña cintura, según algunos idiotas.

—¿Y lo eres?

—¡Claro que no! —se sentó en el sofá de al lado—, he trabajado mucho para ser alguien reconocida. Quiero un hombre que sea inteligente, que solo tenga ojos para mí y que no me vea como los demás. Que me vea especial... como Bakugō lo hace contigo.

—Ya entiendo —sonrió—, realmente es algo lindo cuando una persona hace eso por ti. No pensé que tuvieras mala suerte.

—Demasiada, quizás lo mío sea estar soltera un muy largo tiem...

—Iida —respondió dudosa—, podría ser alguien bueno.

—¿Eh?

—Ah, estaba recordando a un buen amigo. Realmente considero que sea alguien bueno para ti —soltó una risita.

La castaña algo tramaba, y ella lo dudaba un poco. Quería creer que quizás eran alusiones de ella, pero no era así. Dio un suspiro, qué más daba conocer a otro hombre, otra oportunidad de quizás ser feliz en una relación como ella lo era. No costaba nada ¿verdad?, quizás era lo que faltaba en su vida, quizás ella era lo que faltaba para ayudarle. Quien lo diría...

❥Mi regalo [Kacchako]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora