12- Let's talk about love

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                —— Hablemos del amor

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                —— Hablemos del amor




















Montar sobre un jabalí salvaje no era algo que Melody le recomendaría a cualquiera. Para ella, aquella experiencia era como ir montando en un cepillo de acero sobre un camino pedregoso. Melody no tenía ni idea de cuántos kilómetros recorrieron, pero pudo visualizar como las montañas se descendían en el horizonte y cedieron paso a una interminable extensión de tierra llana y seca. La hierba y los matorrales se iban haciendo más y más escasos y finalmente, llegaron galopando (¿los jabalíes galopan? pensó Melody) en el desierto. Al caer la noche, el jabalí se detuvo junto a un arroyo con un bufido y se puso a beber aquella agua turbia. Luego arrancó un cactus y empezó a masticarlo. Con púas y todo.

—Ya no irá más lejos—dijo Grover—Tenemos que marcharnos mientras come.

No hizo falta que insistiera. Los seis se deslizaron por detrás mientras el jabalí seguía devorando su cactus y se alejaron renqueando con sus traseros doloridos. Después de tragarse tres cactus y de beber más agua embarrada. El jabalí soltó un chillido y un eructo, dió media vuelta y echó a galopar hacia el este.
— Prefiere las montañas — observó Percy.

—No me extraña—respondió Thalia—Mira—

Ante los seis jóvenes se extendía una antigua carretera de dos carriles cubierta de arena. Al otro lado había un grupo de construcciones demasiado pequeño para ser un pueblo: una casa protegida con tablones de madera, un bar de tacos mexicanos con aspecto de llevar cerrado desde antes de que naciera Zoë y una oficina de correos de estuco blanco con un cartel medio torcido sobre la entrada que rezaba: «Gila Claw Arizona.» Más allá había una serie de colinas... Melody se dió cuenta que no eran colinas. El terreno era demasiado llano para serlo. Eran montones enormes de coches viejos, electrodomésticos y chatarras diversas. Una chatarrería que parecía extenderse interminable en el horizonte.
— wow — se asombro Melody.

— Algo me dice que no vamos a encontrar un servicio de alquiler de coches aquí — dijo Thalia. Le echó una mirada a Grover
— ¿Supongo que no tendrás otro jabalí escondido en la manga? —

Grover husmeaba el aire, nervioso. Saco sus bellotas y las arrojó a la arena, luego toco sus flautas. Las bellotas se recolocaron formando un dibujo con un diseño abstracto, pero que Grover observaba con un gesto preocupado.
— Esos somos nosotros — explico— Esas seis bellotas de ahí —

— ¿Cual soy yo? — pregunto Percy.

— La pequeña y deformada — apunto Zoë.

Melody dejo escapar una pequeña risita, ganándose una mirada fulminante por parte de Percy.

—Cierren el pico —

— El problema es ese grupo de allí — dijo Grover, señalando la izquierda.

Siren ||¹ PJODonde viven las historias. Descúbrelo ahora