Melody Jackson es consciente que ser una semidiosa era peligroso y estar enamorada de un dios lo era aún más. Melody sabe perfectamente que las relaciones entre mortales y dioses nunca terminaban bien.
¿Acaso su historia sentimental con cierto dios...
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—— Guerra de comida
A Melody le hubiera encantado despertarse sobre la cama de su habitación y creer que todo lo que había sucedido era una pesadilla. Habría preferido aceptar eso antes de asumir que Bianca Di Angelo se había ido para siempre de este mundo. Melody se sentía horrible consigo misma por alentar a Bianca a enfrentarse a su cruel destino, pero también lamentaba haberla criticado injustamente desde que la conoció en Westover Hall.
Soy un monstruo pensó Melody merecía ir al Tártaro por esto
Los cinco jóvenes habían tropezado con un camión de remolque tan desvencijado que parecía que también lo hubiesen dejado allí como chatarra. Pero el motor arrancó y tenía el depósito casi lleno, así que lo tomaron "prestado".
Thalia conducía, pues parecía menos aturdida que los demás. — Los guerreros esqueletos aún andan por ahí — les recordó — Hemos de seguir adelante —
Avanzaron por el desierto bajo un cielo limpiamente azul. La arena brillaba con tanta intensidad que era imposible mirarla. Zoë iba en la cabina con Thalia, mientras Grover, Melody y Percy iban atrás, apoyándose los unos a los otros. El aire era caliente y seco. Melody nunca fue una gran fanática de los días soleados, pero ella encontró insultante que hubiera un buen clima después de perder a Bianca.
Melody acomodó su cabeza en el hombro de su hermano y pudo ver la figurita, que Percy llevaba apretada en su mano. Era la misma figura que le había costado la vida a Bianca. Melody la observó detenidamente y por algún motivo le resultaba muy familiar.
— Tendría que haberme tocado a mi — dijo Percy — Tendría que haberme metido yo en el gigante —
Melody levantó la cabeza y observo su hermano con una mezcla de horror y preocupación. Ella no le deseaba eso a nadie y mucho menos a Percy.
— ¡No digas eso! — dijo Grover alarmado — Bastante terrible es que hayamos perdido a Annabeth. Y ahora a Bianca ¿crees que podría resistirlo? — se sorbió la nariz — ¿Crees que alguien esté dispuesto a ser mi mejor amigo? —
— ay, Grover... —
El sátiro se seco los ojos con un pañuelo que le mancho la cara, como si llevara pintura de guerra.
— Estoy... Bien — le aseguro Percy, pero Melody supo que estaba mintiendo.
— No lo estás, Perce — le dijo Melody — Yo... Yo tampoco lo estoy... Yo no debí animarla a meterse dentro de aquella cosa — Melody retiro algunas lágrimas de su rostro y siguió hablando — ¿Quien hubiera imaginado que Bianca fuera a desaparecer? Nadie. No hay nada que podamos hacer, excepto seguir con esta estúpida búsqueda... Se qué será difícil, pero no imposible. Podemos hacerlo por ella, por Annabeth y por Nico también —
