Capítulo 11: Federico

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Lo observó detenidamente y sonrió. Él alzó una bolsa que tenía en la mano y dijo:

-Venía a ver si me dejabas mirar películas contigo. He traído incluso comida, mira, son dulces italianos-ella rió y se apoyó en el marco de la puerta.

-¿Y ese detalle de ser italianos?

-Hombre, para que vayas saboreando algo italiano-le guiñó un ojo y rieron.

-¿Y qué te hace pensar que te dejaré pasar?

-Mmm no sé, pero por intentarlo no perdía nada, ¿o sí?

-Para nada-rió-. Pasa anda, te voy a presentar a mis amigos.

El chico pasó y ella cerró la puerta. Lo condujo al salón.

-Mags, Ari-los dos se giraron-, él es Federico.

-Pero podéis llamarme Fede-el chico sonrió.

-Mmmadre mía, ¿de dónde lo has sacado tía?-soltó Ariadna sin más preámbulos, haciendo que Gisselle se pusiera roja como un tomate.

-Soy su nuevo vecino.

-Jolín, que suerte ya podría haberme tocado uno así y no una Sra. Morrison con chiuaua y voz irritante-eso hizo reír al italiano.

La tarde fue de lo más entretenida, a pesar de que Gisselle tenía la imagen de aquellos dos en la cocina grabada a fuego en su cerebro. A la hora de cenar Fede se fue y ellos pidieron tres pizzas. Cenaron y empezaron con sus charlas nocturnas. A esas alturas sus amigos ya se habían enterado de aquel roce de labios que había tenido con Jack.

-Chicos, antes lo he visto, con Betty, en la cocina, estaban... Haciendo eso-arrugó su rostro e hizo como si vomitara. Ellos la miraron algo perplejos, no se esperaban eso.

-Giss...-susurró Ariadna.

-Tranquila, estoy bien, no te preocupes.

-Gisselle, te conocemos, no estás bien, te duele, te duele aquí-Mags poso su mano sobre el pecho de Gisselle para indicar que se refería al corazón. La pelirroja se tiro a los brazos de su amigo y se derrumbó como no lo había hecho nunca. Su rostro oscuro se encontraba humedo por las lágrimas, era extraña la sensación para ella, porque sabía que ellos lo hacían, es más, los había escuchado más de una vez, pero oírlo era diferente a verlo. Verlo, con sus propios ojos había sido la peor cosa que le había ocurrido en años, se encontraba realmente mal.

···

Se levantó, algo aturdida, se había dormido llorando, junto a Mags y Ariadna. Ahora que se paraba a pensar había sido un poco estúpida su reacción. Ellos eran pareja estaban en todo su derecho. Así, que en ese mismo instante tomo la decisión de que ya no se sentiría mal por verlos besarse, tocarse, u otras cosas... Se levantó sin despertar a nadie y se puso a preparar algo para desayunar. La luz de la cocina de delante estaba apagada, no parecía que hubiese nadie allí dentro. Puso la cafetera sobre el fuego y dejó que este se hiciera lentamente. Buscó por los cajones algo dulce para comer y lo puso todo sobre la mesa. Cuando estaba sacando las tazas sonó el timbre. Se puso derecha dirigiendo una mirada extrañada hacia la puerta. ¿Quién sería a esas horas?

Cogió el palo de aplanar la masa y caminó hasta la puerta. Miró por la mirilla y frunció el ceño qué hacía aquella chica allí. Abrió la puerta y tiró el palo antes de que lo viera la rubia.

-¿Betty?-la rubia la miró realmente sorprendida.

-Oh, no sabía que vivías aquí.

-Bueno, pues así es. ¿Qué querías?

-Es solo que a Jack se le ha acabado la nata y venía a ver si algún vecino tenía para presarnosla.

-Lo siento, pero no tengo.

A ti, sin llegarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora