-¡JACK!-el chico alzó la cabeza y frunció el ceño. Se sentó apoyándose en la pared fría del ascensor.
-Lo siento, Julieta-ella se arrodilló al lado de su enamorado.
-¿Estás bien, Jack?-él la miró con los ojos bien abiertos, parecía hasta inocente en ese mismo instante.
-Los pijos son un asco-la pelirroja reprimió una carcajada-. Odio ir en traje-se desabrochó la corbata. El ascensor se paró en el piso de Federico.
-Me tengo que ir, G-dijo con aquel acento tan encandilador. Ella se levantó, besó la mejilla del moreno y le sonrió.
-Ya hablamos para lo de la fiesta, F-él sonrió sin dientes y la abrazó.
-Buenas noches-ahora fue él el que le dio un beso en la mejilla y se fue. Las puertas del ascensor se cerraron y ella se giró.
-¿Qué has hecho, Jack?
-Beber-sonrió cual niño travieso.
-¿Y Betty?
-Me ha dejado. Dice que soy patético, que la he avergonzado-algo se movió dentro de Gisselle al oír que ya no estaban juntos-. Pero sabes qué te digo, que me da igual, ya no quiero volver con ella, nuestra relación se estaba volviendo enfermiza, me estaba volviendo loco con tantos altibajos y tantos celos.
-¿Celos?
-Sí, tiene celos de ti. Por lo de la obra, porque piensa que al final voy acabar enamorándome de ti. ¡Qué peliculera!-el primer pensamiento que le vino a la cabeza a la pelirroja fue "¡Ojalá!".
-¿No crees que eso pueda pasar?-dijo ella acercando su rostro un poco al de él. Él la miró, seguía igual de hermosa que por la mañana, esos labios gruesos pintados de ese color tan intenso e injustamente irresistibles. La miró a los ojos, aquellos ojos verdes tan expresivos, tan bonitos y sinceros, rodeados por aquel mar de pestañas pelirrojas maquilladas de negro por el rímel. Jack movió su cabeza un poco hacia adelante, no sabía el por qué pero quería besarla. No era la primera vez que le pasaba, pero antes solo le había pasado en el escenario y pensaba que era porque estaba muy metido en el papel. Subió su mano derecha y la colocó sobre la mejilla coloreada de Gisselle. Ella se sorprendió, estaba dentro de una ensoñación de la cual, el contacto físico real, la sacó. Todo pasó muy deprisa y en menos de dos segundos ya se estaban besando, ella no pensaba en dónde estaba ni en que podría abrirse la puerta y que los encontraran allí en una posición algo extraña. En ese momento no se preocupó por nada, solo por seguirle los movimientos a su enamorado. Cuando ya no pudo seguirle más, se separó y se dio cuenta de lo que estaba haciendo, aunque le hizo gracia el color que le había dejado a Jack en los labios. Se levantó del suelo y lo intentó levantar. Le dio al botón de la planta baja y a los dos o tres minutos ya estaban en la planta baja. Fue al edificio del lado y lo subió hasta su casa, la de Jack.
-No hay nadie en casa, tranquila-no sabía cómo, pero había empezado a acelerarse el pulso de pensar en que podría haber alguien allí. No supo cómo se dio cuenta de aquello.
-Las llaves-él se las dio y ella abrió. Entraron y lo llevó hasta su habitación. Entró y enseguida reconoció la guitarra, los pósters, la cama y todo lo que lograba ver desde su habitación. Lo dejó sobre la cama e iba a marcharse, pero Jack susurró su nombre, llamándola. Se giró y fue hasta él.
-¿Qué quieres?-dijo poniéndose en cuclillas delante de él. La volvió a besar, pero más suave, como con más delicadeza, o eso pensaba hasta que sintió como se durmió sobre sus labios. Se separó y se fue rápidamente. Volvió a su casa y se quitó la ropa pensativa. Acabó de quitársela y se puso el pijama. Se acostó sobre la cama y suspiró sonriendo, se habían sentido realmente bien los dos besos que le había dado Jack.
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A ti, sin llegarte
Romance"Escribo cartas para ti, aunque sepa con certeza que nunca llegarán a su destino, es decir, tus manos. Esas que me gustaría poder sentir en mi rostro, acariciando mis mejillas y delineando mis labios con delicadeza. Esas que me gustaría agarrar con...