Me gusta aferrarme a ideas idílicas.
De la misma manera en la que me agarro con fuerza a un palo que quema, y siento cómo está destruyendo cada una de las capas de mi piel. Sin embargo, hay algo en ese calor excesivo que me genera seguridad y me ata al lugar. Puede que sea porque el tiempo durante el que me he abrazado a esa astilla me ha hecho acostumbrarme a ella, y poner los pies en la tierra de nuevo me asusta.
Como si las cosas pudieran ir peor.
Y me niego a cambiar el vicio en el que he entrado, porque me niego a cambiar. Me niego rotundamente a que las cosas no puedan ser como esas ideas idílicas. Y me niego porque algo en el fondo de mí sabe que me arrepentiré de desprenderme de ese palo abrasador, porque sé que me veré obligada a sentir el remordimiento de imaginar si las cosas hubieran terminado por ser de esa manera que tanto anhelo en caso de no haberme soltado.
Ojalá la curiosidad no mate al gato.
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Una pequeña mente inmena
Teen FictionCortos relatos sin pies ni cabeza. A falta de contexto, es necesario el uso de la imaginación. Ideas que se escapan de mi mente, historias que quieren ser contadas y pensamientos que exigen ser plasmados, todos ellos se reúnen aquí para intentar ent...