Poema #17

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No pude resistir más y abrí tu cuaderno

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No pude resistir más y abrí tu cuaderno.
El que dejaste caer la última vez que nos vimos.
Dibujabas estrellas en todas las hojas.
Desde puntos indistinguibles en las esquinas,
hasta enormes piezas puntiagudas.

También tenías una lista de pendientes
y un análisis FODA sobre dos personas.
Una de ellas era yo.
La otra eras tú.

«No soy lo suficientemente buena».
Sí lo eras.
«Él ama a Grisel.
¿Quién no lo haría? Creo que yo también».
Te escogería a ti sobre ella.
Entonces, ¿por qué no lo hice?

«No es especial. Es un poco anormal.
Y quizá un jodido animal.
Perdón, maestra, no sé rimar.
JAJAJAJAJAJAJA :):».

«No me repruebe, profesora Rangel.
No ve que suficiente infierno tuve con él.
Ah, bueno, si quiere póngame el seis».

Te aprobaron después.
Primero te habían reprobado.
Cuando tu cuerpo apareció,
tú calificación cambió.

«Tonto pedante.
Leo Blade Runner, mírenme.
Mierda. ¡Jodida mierda!
Yo también leo a Philip K. Dick y no lo sabía».

«Si el fuera Winston, el Gran Hermano lo vencería.
A mí no. Porque yo no soy Julia.
Pd. Terminé con él.
No es malo, sólo es mi complejo salvador.
A veces es bueno ser rescatado».

«Mentira. No lo hagan.
No sean el centro de rehabilitación.
Se merecen algo mucho mejor».
Tú te lo merecías.
Todos lo merecemos.

«Cuando vaya al infierno, me casaré con el diablo».
Espero que él te trate bien.
«Cuando conozca el cielo...
bah, ¡sólo póngame un seis!».

Lo último que dejaste fue una estrella gigante.
Ocupaba toda la página.
En los espacios pequeños escribiste tu nombre.
En el centro de la figura, pusiste el mío.

«Es brillante a ratos y extraño siempre.
Pudimos conocernos antes, pero el destino dijo NO.
En otra vida tal vez.
Sí, la siguiente ocasión.
Cuando yo sea mejor.
Entonces nos encontraremos
y tendré el valor que nos faltó.
El edificio F, recuérdalo.
Llevará bata blanca y experimentará con ratas,
así que lleva pesticida.
Con los animales nunca se sabe».

Tenías razón.
De los animales no debes fiarte.
Sé que debí devolverle ese cuaderno a tu familia,
pero lo conservé por pura egolatría.

Vi a tu hermana.
Luce un poco recuperada.
Estudia algo sobre economía,
dijo que los números la mantienen distraída.

A mí me distrae dibujar estrellas.
Lo lamento, copié tu pasatiempo.
Desconozco si lo era,
o si lo hacías por aburrimiento.

He de confesarte que en el techo no había nada.
Sólo capas de pintura blanca.
Ahora hay figuras doradas.

Intento no llegar cinco minutos antes,
¿lo hacías por adrenalina?
Quizá atraer la atención era tu objetivo.
Definitivamente no es el mío.

¿Qué más puedo decirte?
No es que sea importante
o tenga muchas cosas que contarte.
De todas maneras, ya es tarde.

¿Qué más?
¿Qué te podría interesar?
Un «te quiero» está fuera de lugar,
pero ahí va.

Te quiero.
También lo escribí en el techo.
Por cierto, la criatura de fuego se ha ido.
Dijo que iba a un lugar donde fuese invierno.

Creo que no le gusta el calor.
Con el suyo tiene suficiente
y conmigo no conoció el amor .

Sobre mí no hay mucho que contar.
Conociste todo lo que fui.
Eso no elimina que me gustaría que estuvieras aquí.

Te veo en esas estrellas mal dibujadas sobre mi cama
y en las letras inacabadas de tu libreta olvidada.
Te busco en mis recuerdos
y te encuentro danzando con monstruos
a la luz del proyector en un museo.

De vez en cuando pienso en ti como el Gran Hermano.
Así que me disculpo por aburrirte.
No hay mucho más que decir sobre mí.

Estaba enamorado.
Lo sigo estando.
Tal vez un día ya no lo esté
y sé que eso estará bien.

Como ya no estás en el planeta,
no me importa que se muera.
Así será más fácil reencontrarse tras la muerte.

Cuando vaya al cielo,
desafiaré a los ángeles con tal de encontrarte.
Te invitaré a salir sin miedo a lo que vayas a decir.
Promete que dirás que sí.

Cuando vaya al infierno,
derrotaré al diablo y te pediré ser mi novia.
Tendré el valor que me faltó
y llegaré a tiempo.
Lo prometo.

Por que la siguiente oportunidad,
giraré en el edificio correcto.
No esperaré hasta la universidad.

Tendrás quince años,
llevarás algún libro en la mano.
Yo tendré dieciséis,
estaré en segundo semestre
y te encontraré.

Tropezaremos en algún pasillo,
nos veremos
y entonces lo sabremos,
que tú y yo nos pertenecemos.




Estrellas en el techoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora