05 - Benigna Castro

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− Siento mucho que tengas que hacer de taxista por mí. − Amelia apoyó el codo en el alféizar de la ventana de la vieja camioneta de Luisita y se frotó la sien.− Esta es probablemente la última cosa que querías hacer un sábado, y francamente, yo tampoco lo haría, pero Gary hizo esta cita para mí antes de irse.


La sonrisa de Luisita era apretada.


− No hay problema, de verdad.


−¿Es este tu único día libre? − Preguntó Amelia con tristeza.


Luisita se quitó las lentes de sol de la visera y se las puso.


− Estoy fuera la mayoría de los fines de semana, y a veces, si somos lentos, me tomo un día libre  a mitad de la semana para ponerme al día con las cosas en la casa.


− ¿Qué tipo de trabajo haces?


− Mamá y yo somos dueñas de hardware de Gómez.


− ¿El gran lugar en el centro de la pueblo?


Luisita asintió mientras hacía un cambio de marcha e hizo un giro en la carretera que los llevaría a la plaza Castro.


− Mi tatarabuelo lo abrió originalmente a finales de siglo. Ha estado en nuestra familia desde entonces. Al no tener hijos, mi papá me lo pasó. Es como el centro de la pueblo. Todos entran y se sientan en el mostrador. A menudo le dije a mamá que deberíamos cobrar por el café y, después de un par de años, podríamos retirarnos.


− Deana mencionó que es uno de los puntos calientes aparte de T−John. 


Luisita asintió de nuevo. 


− Lo es, pero Luna no pensa eso. Es que no tiene edad para que le guste el café  − rio de su propia broma.


Amelia se movió en su asiento hasta que se enfrentó a Luisita.


− ¿Sería demasiado personal preguntar si estás criando a Luna completamente por tu cuenta?


− No, no lo es.− Luisita mantuvo su mirada en el camino.−Mamá ayuda mucho con ella, y Pablo trabaja en alta mar para una compañía petrolera. Trabaja veinte días y se marcha por diez. Luna pasa la segunda semana con él y su prometida después de que han sido refamiliarizados, por así decirlo. Todos nos llevamos bien.


− Wow, eso es raro. Mi hermano mayor y su primera esposa se divorciaron hace doce años, y todavía no pueden estar juntos en la misma habitación. Mi sobrina y mi sobrino son adolescentes y parecen tomárselo todo con calma, pero sé que tienen pesar sobre ellos.


− Nuestro divorcio fue amistoso, pero incluso en el mejor de los casos, las cosas siguen siendo difíciles. Luna me echa de menos cuando está con Pablo y viceversa. Las vacaciones son siempre difíciles porque uno de nosotros tiene que pasarlas sin ella. Creo que es cuando me siento más culpable.

Luimelia en - El Secreto de Sta. ClaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora