15 - Música

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Luisita se quedó en silencio en el camino hacia el lago y dejó a Amelia preguntándose si estaba cansada o si algo le molestaba; preocupada por aprender a pescar, Amelia no se había parado a considerar que Luisita no había sido la única en extender la invitación, en algún nivel, no pudo evitar preguntarse si Manolita sabía más de lo que decía y realmente estaba jugando a Cupido. 


Dios la ayudara si estaba equivocada. ¿Cómo reaccionaría si se juntaran como pareja y la intención de Manolita era solo encontrar una amiga para su hija?


La camioneta disminuyó la velocidad cuando Luisita se preparó para detenerse en un camino de tierra lleno de camiones y remolques vacíos.


Todos y su mano izquierda Earl están pescando hoy. − Luisita dio una vuelta y comenzó a retroceder. − ¿Has estado pescando antes?


− Uh, sí, recientemente. 


Que no estaba en su oficina, no era importante, esperaba Amelia mientras hacía una mueca y miraba por la ventana.


− ¿Sabes cómo hacer retroceder un barco de un remolque?


− No, − dijo Amelia en tono de disculpa. − Sólo he pescado en tierra, suelo de baldosas para ser exactos.


− No hay problema. 


Luisita maniobró a camioneta y el remolque hasta que el bote estuvo a la orilla del agua. 


− Lo retrocederé y lo moveré al muelle. Puedes cargar el enfriador mientras encuentro un lugar para estacionar la camioneta si no te importa.


− En absoluto. 


Amelia saltó y trató de actuar como si supiera lo que estaba haciendo. Agarró el refrigerador de la parte trasera de la camioneta y lo llevó hasta el muelle, mirando a Luisita por el rabillo del ojo.


Luisita caminó alrededor del bote y soltó correas y una barra del motor. Volvió a subir a la camioneta y llevó el bote al agua. 


Amelia miró de cerca, con la esperanza de recoger una o dos cosas. Con una pierna en el bote, Luisita estiró algo y luego subió sin esfuerzo. Se sentó en el respaldo del asiento del conductor y encendió el motor. Un momento después, se detuvo al lado del muelle.


Déjame atarlo, entonces puedes comenzar a cargar.


Amelia asintió con la cabeza cuando Luisita aseguró el bote, luego corrió por el muelle a su camioneta.


− Mueve la muñeca y suelta el botón, − dijo Amelia en voz baja mientras entraba con cuidado con la nevera. 


Hasta ahora todo bien , pensó la morena mientras miraba lo que llevaba puesto. Jeans, una camisa de mezclilla sobre una camiseta, botas y una gorra. Luisita estaba vestida de la misma manera, así que al menos Amelia sentía que parecía una pescadora.

Luimelia en - El Secreto de Sta. ClaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora