Sello del Permiso

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Aquella noche Zhongli decidió jugar sus cartas. Para liberar a Osial, Childe necesitaría usar los Sellos del Permiso. Como hacía mucho que no se creaba ninguno, si corría el rumor de la aparición de alguno tras el Rito del Descenso quedaría sospechas de que Rex Lapis aún está vivo. Tampoco quería dárselo directamente, como solían hacer con bastantes de los objetos de la Funeraria, que podrían ser de interés para los Fatui. Quería probar su perspicacia.

Dejarlo en algún lugar de Liyue no le pareció lo más seguro, era mejor intercambiarlo a un comerciante para poder seguir el rastro. Pero no a cualquiera, tenía que ser en un lugar donde se produjeran intercambios clandestinos. Nada más y nada menos que la popular casa de té Yungsheng. Su secreto estaría a salvo bajo un buen contrato.

Zhongli se dirigió a la puerta de la Funeraria. Se cruzó a Hu Tao de camino pero no sospechó nada, él solía salir a dar paseos a esas horas de la noche. Al salir a la calle principal miró hacia el Banco, esperaba ver luz en la habitación de Childe. Todo apagado. Era el único al que esperaba no encontrar allí. De todas formas, no era un lugar que frecuentase, seguramente estaba acechando campamentos de Hilichurls o buscando batalla en cualquier lado.

La casa de té Yungsheng estaba relativamente cerca de la Funeraria, cruzando el gran puente de madera. La primera vez que Zhongli entró en el lugar fue porque de verdad pensó que tenían un gran stock de té de gran calidad. Hasta que entró y se encontró con un casino para actividad clandestina, el único té que pudo ver fue en la carta. La gente que lo solía frecuentar era o comerciantes de contrabando o espías, ya que era una gran base de información.

Al llegar a la ubicación Zhongli se aseguró de que no hubiese rastro de actividad Fatui, en especial, de Tartaglia. Se dirigió hacia el puesto de la anfitriona.

"Buenas noches-", empezó Zhongli. "Tiene que pagar una cuota si quiere ver el stock", le cortó la chica.

"Por favor, acepte esto", Zhongli depositó una bolsa de Moras. Había pedido el préstamo a Ekaterina esa misma mañana. Era todo lo que tenía.

La chica revisó el contenido de la bolsa y le hizo un gesto con la cabeza hacia la puerta principal, donde se encontraban los guardias. "Gracias", se despidió Zhongli. Los guardias le saludaron de malas maneras y sujetaron las puertas para que entrase al local.

Sonaba música aunque no muy alta para favorecer las conversaciones de los comerciantes. Los grupos de personas hablaban pero no excesivamente alto. Estaba más tranquilo de cómo lo recordaba Zhongli.

Tenía que buscar al dueño al local, era el único que sabía que mantendría el sello a salvo. Si lo intercambiase a cualquier otro mercadero, harían lo mismo después y acabaría a manos de algún comerciante en Sumeru, en el mejor de los casos.

"Disculpe, me gustaría hablar con el dueño del local", le dijo Zhongli al chico de la barra. Estaba claro que él formaría parte de la plantilla de trabajadores.

"¿El dueño? ¿Para qué?", le preguntó el camarero de forma seca. Parecía que ser borde era normativa del local.

"Me gustaría negociar con él."

"¿No te has enterado, chaval? El dueño está ahogado en deudas, no le interesa negociar."

Un factor que Zhongli no había tenido en cuenta. No conocía al dueño, mucho menos su situación. Aún así no se trataba de un intercambio corriente, puede que estuviese interesado al fin y al cabo. "Me gustaría intercambiar un Sello del Permiso creado por Rex Lapis."

El chico de la barra le miró desconfiado. "¿Cómo sabes que es original?", preguntó en un murmuro, acercándose más a Zhongli.

"Nadie ni nada ha sido capaz de imitarlos. Todos los Sellos de Permiso que han existido o existen han sido creados por Rex Lapis. Todos y cada uno de ellos poseen energía adéptica. Se dice que trae la bendición de los Adepti y del mismísimo Rex Lapis. Por ello dudo que al dueño no le interese dada la situación por la que está pasando", explicó Zhongli.

Divinidad en lo mortal | Childe x ZhongliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora