Los agentes reportaron a Tartaglia que no había habido movimiento del viajero durante la noche, se había mantenido en la posada. Entonces Childe mandó a los agentes a trasladar los Sellos de Permiso que había creado con Zhongli a una zona más apartada de la ciudad y que estuviese bien vigilada por los Fatui, ahora que el viajero rondaba por aquí y no parecía tener intenciones de explorar más allá de los portones. Childe guardó el Sello original en su chaqueta. Había recuperado su brillo dorado de alguna manera. Los agentes comunicaron a Tartaglia la zona elegida para guardar los Sellos e incluso trazaron un pequeño mapa con indicaciones.
"Gracias. Aseguraros de que nadie se acerque a más de una milla de la zona. Cualquier movimiento sospechoso, podéis reportármelo directamente. En caso de que alguien intente robar los Sellos, sois libres de usar las armas como más os plazca. Protegedlos con vuestras vidas, son necesarios para una misión directa de la Zarina. Deben permanecer intactos bajo cualquier circunstancia", Tartaglia hizo una breve pausa y miró a cada uno de los agentes seriamente. "¿Entendido?"
"Sí, Señor", respondieron al unísono. Algunos inclinaron su cabeza levemente hacia el Harbinger, otros en cambio tenían el cuerpo rígido debido al miedo hacia su superior.
Childe salió del Banco sólo. La Zarina le había pedido estar presente en el Rito del Descenso para investigar la situación, por lo que pensó más conveniente actuar en solitario para no levantar sospechas. Algo que no pudo evitar: en cuanto llegó a la Terraza Yujing acaparó todas las miradas. Obviamente el Harbinger de Liyue no podía pasar desapercibido allá donde iba. Childe sonrió a los ciudadanos que mostraban sus respetos a los dioses y colocó las manos detrás de la espalda para tener una postura despreocupada y casual. Alguno de los ciudadanos también le sonrió de vuelta e incluso le saludó.
Como Childe no iba a poner incienso a los Adeptus buscó un sitio para poder ver el Rito. No un sitio cualquiera: discreto, para poder vigilar a Ningguang y el viajero, y con vía libre para huir en caso de que las cosas se pongan feas - esto último era de obligado cumplimiento en sitios públicos -. En sitios más reservados siempre podría abrirse paso luchando.
Poco duró el foco de atención en el Harbinger. Cuando apareció el muchacho de cabello rubio con su hada voladora, todos los ciudadanos empezaron a mirar hacia su dirección y cuchichear. Ya había bastante gentío en la plaza, creando un murmullo sonoro. El viajero no parecía para nada preocupado, se dirigió con su hada a encender incienso a los Adeptus. Una ciudadana de Liyue le paró y estuvo hablando con él pero Childe no consiguió escuchar qué le dijo desde su posición.
El murmullo se fue apagando y todas las miradas observaban las figuras que se acercaban al centro de la plaza. Ningguang y dos de sus asistentes. El grupo anduvo hacia el largo altar colocado minuciosamente en el centro, donde los ciudadanos habían dejado sus ofrendas a los Adeptus. Las asistentes retocaron la posición de alguno de los alimentos de modo que todas las ofrendas fueran visibles en la mesa. El gentío empezó a moverse. Childe no pudo evitar mirar hacia la dirección del movimiento y pudo ver que acababa de unirse el viajero. El viajero trataba de hacerse hueco para ver la ceremonia, buscando espacio entre las primeras filas. Childe se mantuvo entre las últimas líneas, con su altura no tenía problemas de visibilidad.
"¡Ya es la hora!", anunció Ningguang.
Invocó el elemento Geo alrededor del altar para iluminarlo. A Childe le pareció que estaba presumiendo e hizo una mueca. De repente, una onda dorada iluminó toda la plaza y la energía Geo salió disparada hacia el cielo, creando un fuerte torbellino e iluminando el cielo. El cielo iba perdiendo el color dorado mientras el viento cada vez era más fuerte. Childe no pudo evitar ponerse en alerta y mirar alrededor. La gente asombrada miraba el cielo y seguía en su posición. El viajero también miraba con curiosidad. Childe, en cambio, miraba a Ningguang. Qué bien actúa, pensó. Fue entonces cuando el viento se hizo más fuerte y el cielo oscureció por completo, parecía que había anochecido en un momento. Ningguang empezó a hacer movimientos nerviosos, lo que alertó aún más a Childe. Ningguang, en el caso de que no fuese Rex Lapis, habría asistido a Ritos anteriores, si ella estaba nerviosa esto no era lo que había que esperar.
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Divinidad en lo mortal | Childe x Zhongli
FanfictionZhongli decide planear el final de Rex Lapis para pasar el mando de la orden de la nación a la humanidad, especialmente a Las Siete Estrellas de Liyue Qixing. Para ello, decide entregar la Gnosis a la Arconte Cryo de Snezhnaya, también conocida como...