-Angie Snyder-
Aidan regreso después de unos minutos.
-Dijeron que puedo quedarme pero que regrese mañana temprano, eso está bien?
-Si, esta bien, gracias por quedarte hoy.
-Gracias por dejar que me quede.
-Ven te llevo a la habitación de huéspedes.
-Te sigo.
Lo guié entrelazando su mano con la mía y llegamos a su habitación que estaba justo frente a la mía.
-Taraaaan.
Dije haciendo un gesto exagerado con mis manos.
-Es muy linda, acogedora.
-Te gusta? La decoramos mi abue y yo, aún que pocas veces tenemos visitas.
-Es casi tan preciosa como tu.
Tomate, fresa, semáforo, frambuesa, manzana, labial, que otra cosa es roja? Ah si, yo.
-También hay pijamas y ropa de varias medidas por si quieres dormir más cómodo.
Si, evite su comentario agachando la cabeza y metiéndome al closet.
-Angie.
-Mhm?
Me di la vuelta para acercarme a él pero cuando volteé el ya estaba ahí, junto a mi, literalmente muy junto a mi.
-Si necesitas lo que sea en la madrugada no dudes en venir niña bonita, eres fuerte pero conmigo aquí no tienes que serlo, esta bien?
-Bien.
El se alejó un poco pero yo no me sentía completa solo con esa platica.
-Ojos de moco.
-Si bonita?
-Me das un abrazo?
-Realmente estás preguntando eso?
Dijo para acercarse a mi.
Solo el podía, tomo mi mano y me saco del closet para después abrazarme como solo el podía, uno de sus brazos rodeaba mi cintura y el otro pasaba por mi espalda para terminar en mis hombros, esa paz, ese sentimiento, yo no quería ese abrazo, yo amaba ese abrazo, yo no quiero a Aidan, yo amo a Aidan.
-No quiero irme a mi habitación ahora.
Dije a la mitad del abrazo, espera, lo dije, no lo pensé! Que idiota.
-Nadie te pidió que te fueras bonita.
Me respondió el.
Si algo como lo que acaba de decir vuelve a salir de su boca entonces será imposible que me saquen de esta habitación e imposible que se libre de este abrazo.
-No digas eso o no querré irme.
-No quiero que te vayas, puedo seguir diciendo eso?
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Almas viejas...
Romance-Esta cansado, está mal. -Lo se... Dame un minuto para salir del baño. Y me tragué mis sollozos limpiándome la cara