LAS SOMBRAS NO DUERMEN

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Muchas veces las personas compartimos dolores, problemas, circunstancias o situaciones que parecen imposibles de resolver. Pero del mismo modo como hay un problema, hay miles de soluciones.

Muchas veces nos negamos a compartir las soluciones, el ser que no lo comparte ¿es duro de corazón?

El mundo debería compartir tanto sus dolencias como las soluciones a la misma.

Si hay noventa y nueve enfermos y un sano, ¿el sano se enfermera o los noventa y nueve se sanaran?

Ambas son posibles, pero no sabemos cuál sucederá hasta que hagamos algo.

Si el sano comparte su secreto de sanidad los demás se sanarán, pero si su corazón es egoísta, aunque comparta el secreto la gente seguirá enfermando y el un día enfermara, pues su corazón ya está enfermo. El corazón enfermo enferma el cuerpo. Mas el que está sano de corazón pude sanarse su cuerpo.

¿El hombre sano pudo haber sanado a los enfermos?

Pudo sanar su cuerpo, pero hasta que un hombre no sea sano por dentro y por fuera podrá enseñarles a otros a sanarse.

Ya que ¿Qué enseñanzas puede dar un corazón enfermo?

¿Puede un mudo enseñarle a un infante a hablar?

¡No! Es imposible.

Entonces, si uno de los enfermos fuera sano de corazón y supiera el secreto de como de como sanar su cuerpo ¿podrá sanarse?

Así es, ya que este corazón tenía el corazón sano sabiendo como mantenerse sano. Entonces este llamaría a los enfermos para seguir enseñando como sanarse. Ahora habría noventa y nueve sanos y un enfermo de corazón, que, así como enfermo su corazón enfermo su cuerpo y su vida.

Ahora, si este secreto se compartiera al mundo, los enfermos del mundo sabrían a donde acudir a sanarse, de este modo los corazones enfermos ya no harían suyo este secreto.

Pero, ¿se le negaría al enfermo de corazón conocer el secreto?

¡No!

Esconder el secreto que más bien se vuelve una verdad los convertiría en seres peores a los de corazones enfermos, pues esta verdad es para sanar el corazón.

Aquel sano de corazón, sana su cuerpo, su mente y su vida.

Ya no serían noventa y nueve sanos, ni noventa y nueve enfermos, si no miles de corazones sanos y unos más por sanar.

¿Cómo mantenerse viva la verdad?

Si esta verdad se deja de compartir se pierde y olvida. De este modo volverían a existir los corazones enfermos, entonces todo volvería a ser como el principio un sano y noventa y nueve enfermos.

Pero si la verdad se comparte y se vive, ya no sería como en ese entonces, si no como debió ser, 100 corazones sanos.

Esta historia es dedicada.

HISTORIA PRINCIPAL

En el momento en que me aleje de ahí, sentía su mirada fija que no se apartaría hasta que me perdiera de vista.

Camine sin rumbo con mi cabeza hecha un caos, donde no podía pensar con claridad lo que estaba haciendo.

No sé hasta que limite puedo soportar esta voz en mi cabeza, pero puedo sentir como me consume y cuando menos me dé cuenta yo seré el encadenado.

-Ah!

Suspire sin motivo y decidí ir a casa de una buena vez, tal vez enrollarme en mis sabanas sea la mejor opción ahora para relajarme.

Historias de un ayerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora