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*3 meses antes del descubrimiento de Draken y Mitsuya*

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*3 meses antes del descubrimiento de Draken y Mitsuya*

Empujo la puerta de cristal y un tenue sonido inunda mis odios. El amable oficial que se encuentra en la puerta, como cada día, me saluda amablemente y me pide que también le mande sus saludos a Takemichi. Asiento ante su saludo y prosigo mi caminata hacia el elevador mientras observo a los hombres trajeados que esperan pacientemente a que las señoritas de los mostradores les atiendan.

Cuando la puerta de cristal me recibe, presiono el botón dorado que se encuentra a un costado y espero que las puertas abran. Me adentro en el cuadro y presiono el número 16. Espero pacientemente a que las puertas frente a mi se cierren y el elevador emprenda su subida; normalmente el viaje es rápido y sin paradas, pero de vez en cuando varios pares de chicos se adentran en el elevador y presionan los pisos superiores los cuales, según Takemichi, están vacíos.

El elevador se detiene y poso mi mirada en la pequeña pantalla que anuncia los pisos. El número 6 aparece en color rojo y las puertas se abren.

—Buenos días — saluda un chico de aproximadamente 17 años. Se adentra en el elevador y presiona con cuidado el número 18.

El chico se para frente a mi y me da la espalda, la cual observo por unos instantes. Su cabello largo es de un color amarillento artificial y de sus orejas cuelgan varios aretes brillosos. Su ropa es costosa, o al menos es lo que parece a simple vista. Me detengo a observar su cuerpo lentamente y muevo mi mirada hasta sus pies donde noto que no trae zapatos.

—¿Se le ofrece algo? —doy un leve brinco ante la voz del chico.

—Lo lamento —Recompongo mi postura y carraspeó un poco.

Mis dedos se mueven incesantemente esperando a que el elevador suba más rápido. Trato de mantener mis ojos en cualquier cosa que no sea el chico frente a mi; observo la puerta cristalina que deja ver los engranajes y poleas que tiran el elevador; veo la pantalla cambiando de piso y por ultimo regreso mi mirada a la pantalla que anuncia los números.

El número avanza lentamente hasta que el número 16 aparece y las puertas se abren lentamente. Evado al chico con cuidado y salgo del elevador no sin antes vociferar un leve "compermiso".

—¿Vienes a ver a Takemichi? —pregunta el chico a mis espaldas.

—¿Lo conoces? —volteo mi vista en torno a él y admiro mejor su rostro.

—¿Trabaja de nuevo? —pregunta. Sus cejas se juntan lentamente y sus ojos me miran penetrantes esperando una respuesta.

—¿Trabajar? —cuestino. —Yo vine a estudiar con Takemitchy.

Leche sabor chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora