La muerte atrae muerte

712 49 6
                                    

-¿Qu... qué? -preguntó Lauren. Ahora nuestras caras tenían prácticamente el mismo color. -Habrá sido alguna roca.

-¡Veo mejor que un águila, Lauren! ¡Te digo que tenía ojos y boca! ¿Acaso las rocas tienen rasgos humanos ahora?

-Mírame. -me sujetó con más fuerza el rostro. -Voy a bajar a mirar y si es una estúpida broma te trituraré y te daré de comer a los peces.

Acto seguido tomó una bocanada de aire y se sumergió bajo el agua. Yo esperaba paciente a que saliera asustada pero estaba tardando demasiado. Empecé a ponerme nerviosa, ¿dónde mierda se había metido? Estiré la pierna tratando de golpear su cuerpo pero ni rastro.

-¡Laureeeeeen!

-¡Sal de ahí YA!

Me gritó desde la orilla, ya había salido del agua pero estaba tan concentrada tratando de encontrarla que no me di cuenta de nada. Nadé hasta ella rápidamente y casi me pone de pie con una mano, parece ser que el estrés sacaba de ella una fuerza sobrenatural.

-Es... es un niño, Camila.

-¿Estás segura?

-Seguro, y... y creo que tenía algo clavado en la espalda...

-Vámonos de aquí inmediatamente. -me puse la ropa y tiré de Lauren para asegurarme de que me siguiera de cerca.

-¿Qu...?

-Shh. -la interrumpí. -Ni una palabra hasta que no estemos a salvo.

Caminamos atentas vigilando nuestras espaldas hasta llegar a su casa. Desbloqueé la puerta pero no encendimos luces. Nos sentamos en el sofá respirando pesadamente.

-¿Crees que ha sido un asesinato?

-¿Acaso los cuchillos caen del cielo?

-No estoy segura si era un cuchillo, Camila. Sólo digo que vi algo. Tenemos que avisar a la poli.

-No.

-¡Podrían estar buscándolo!

-Y si alguien nos ha visto allí. Si se descubre todo entonces vendrán a buscarnos a nosotras, Lauren. Siento ser egoísta, sé que seguramente ese chico tiene gente que está llorando por él hora tras hora, pero no me voy a arriesgar.

Frunció el ceño y golpeó la mesa mirándome fijamente.

-Cobarde.

-Inconsciente.

-Egoísta.

-Falsa heroína.

-¡Yo sí quiero ayudarlo! -me agarró de la camisa que llevaba en esos momentos, arrugándola.

-¡Suéltame!

-¡Voy a llamar a la poli quieras o no!

Me robó el teléfono de mi bolsillo y se levantó.Traté de alcanzarla pero me esquivaba rodeando el sofá. Marcó el número y esperó a que la atendieran. Deslicé mi miraba hacia la ventana con asombro en mis ojos, ella guió sus ojos al foco de mi atención y entonces aproveché para sujetarla por detrás y quitarle el móvil.

-Listo. -colgué.

-¡Maldita! -dio un pisotón en el suelo.

-Más vale que te relajes porque todo este sofoco no te servirá de nada.

-Si te vas de esta casa sin dejarme realizar esa llamada no te preocupes en regresar nunca más.

-Si eso te mantiene a salvo entonces no volveremos a vernos.

Me dirigí hacia la puerta hasta que sentí un agarre de mi manga. Giré mi cabeza esperando volver a comenzar una pelea pero en lugar de eso me encontré con su manos alisando el pecho de mi camisa, donde anteriormente había apretado hasta marcar los huesos de sus puños.

-Perdón. -dijo aún sin mirarme, fijando su atención en lo que hacía. Coloqué mis manos sobre las suyas.

-Sabes que quiero hacer lo correcto tanto como tú en estos momentos, pero, por favor, piensa en lo que digo.

-Ya... tienes razón. -nos abrazamos suavemente.

-Creo que es mejor que me marche ya, necesitamos relajarnos. Pero prometo que mañana traeré los sandwiches que prometí y que hoy se me han olvidado. -la separé de mi sonriendo. -¿Va? -acaricié su mejilla.

-¿Mañana a las once?

-Mañana a las once.


Mientras tanto en el lago...


-¿Qué número crees que es entonces?

-Yo apostaría por un 40... quizás 41. -respondía la misteriosa voz acariciando la tierra del bosque.

-¿Mujer?

-Probablemente. Y sólo he visto venir aquí seguidamente a una persona.




Me declaro inocente (Camren) - PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora