AdaPasar la Navidad con la familia de mi esposo no es exactamente lo que había planeado para nosotros dos en este día, que se supone, debe ser especial pero está resultando ser la cena más incómoda de la historia.
Sus padres no me soportan y después de años de convivencia no se molestan en ocultarlo. Al principio, me afectaba no tener su aprobación porque sentía que la necesitaba para sentirme bien conmigo misma, sin embargo, Connor me hizo ver que sus padres no apreciaban ninguno de mis esfuerzos por complacerlos y me aseguró que la única persona a la que tenía que gustarle era a él.
Deseaba pasar la Navidad junto a mi familia, han sido meses desde la última vez que los visité y los extraño demasiado, pero Connor me pidió que me quedara con él porque su hermano iba a estar aquí esta ocasión, lo cual no es cierto y no quiere darse cuenta.
Ryan no va a venir y a mi esposo se le va a romper el corazón... otra vez.
No soy quien para juzgar a una persona que apenas conozco, no sé nada de su vida y no tengo ningún derecho a opinar sobre las decisiones que toma, pero siempre sucede lo mismo con él y su falta de palabra. Le miente y juega con los sentimientos de su hermano.
Y a pesar de eso, Connor insiste en que se ponga un plato extra en la mesa y este, como los últimos cuatro años, permanece vacío. Ryan nunca llega y aunque mi esposo no me lo diga abiertamente, puedo ver la tristeza en su rostro cuando su hermano nunca muestra señales de vida.
Una parte de mi entiende porque después de ocho años no se ha rendido con su hermano, yo tampoco me rendiría con mi hermana si sucediera lo mismo. Haría hasta el último intento para acercarla a mi y sacarla de cualquier sufrimiento. Sé que él cree que su hermano va a cambiar y va a ser el de antes, pero a estas alturas no creo que eso suceda.
Y por lo que me ha dicho mi esposo, sé que Ryan ha estado lidiando con demasiados fantasmas de su pasado que lo tienen viviendo en una tormenta y no le interesa revivir lo que tanto ha luchado por olvidar.
Esta ocasión no será diferente.
—¿Y entonces para cuando se animaran, cariño? —La voz de Grace Holland, mi suegra, me trae de vuelta a la realidad donde me encuentro sentada en un comedor enorme, cenando con las últimas personas con las que cenaría en el mundo.
Me quedo pasmada al no saber que me está preguntando, estoy tan absorta en mis pensamientos que me olvidé por completo donde estaba y con quien estaba. En un intento de amenizar la situación que se ha vuelto un tanto incómoda, le doy una sonrisa de boca cerrada y carraspeo la garganta antes de volver a hablar.
—¿De qué hablábamos? —le pregunto tratando de sonar amable. Ella me mira con una mezcla de diversión y rencor en sus ojos.
Connor, que se encuentra sentado a la par mía, deja salir un resoplido con hastío al mismo tiempo en que acuna mi mano por debajo de la mesa, la envuelva con fuerza y puedo deducir que él sí ha escuchado lo que me ha preguntado su madre y sabe que no me gustara.
ESTÁS LEYENDO
La Noche Que Nunca Existió
RomanceUna sola noche es suficiente para que todo cambie, y nada más vuelva a ser igual. Dos destinos se cruzan por accidente, y un error aparentemente inocente los une, desencadenando consecuencias que ninguno de los dos pudo prever. Ada es una mujer con...