Capítulo 15

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Capítulo quince.

*Los textos en cursiva son recuerdos*

Rubí

Pasar la noche con la Maca se sintió muy distinto, después del accidente y los nulos avances en su recuperación no pensé en la posibilidad de celebrar nuestro primer año, pero verla llegar con las flores a las que me tenía acostumbrada me alegro el corazón. Cada día que pasaba me propuse repasar en mi memoria el recuerdo de la Maca durmiendo a mi lado, la sensación de sus brazos alrededor de mi, su respiración calma, sus ojitos, su boca a la que no pude evitar robarle un beso chiquitito, a sido lo único que me he atrevido a robar en mi vida y no me arrepiento.

**********

Los días pasaban y la Maca no recordaba nada de nuestra historia, lo que creímos que sería un tiempo corto de recuperación resultó tardar más de lo que debería ser normal según los medicos. Ella me trataba como una amiga pero sus gestos, sus palabras y la manera de comportarse conmigo me daban una esperanza, su corazón sabe quien soy, me lo repetía una y otra vez "Su corazón me reconoce y sabe quien soy"... 

- Gracias por acompañarme Rubicita

- No es nada Miguel para eso estamos los amigos

Entramos al ascensor y antes de cerrar las puertas, alguien las detienen, entra la Maca y la Sofía, suspiro

- Hola Rubí — la Maca nos da una mirada

- Hola Maca, ¿Cómo amaneciste hoy?

- Bien, supongo — se encogió de hombros, la Sofía trató de entrelazar sus dedos con los de la Maca, pero ella quitó su mano algo que en el fondo me alegraba

- Tan temprano que andas por acá Sofía trate de no sonar tan obvia, la Maca la interrumpió antes que pudiera decir algo

- Solo pasó a saludarme, por qué la enana me pidió un favor, así que tengo que acompañarla — solo asentí

El Miguel me hablaba y trate de poner atención pero la mirada intensa de la Maca me desconcentraba por completo, ella pasaba su mirada entre el miguel y yo, la miré y le sonríe, las puertas se abrieron, nos bajamos, la Maca dejó a la Sofía y volvio a subir.

**********

Las siguientes semanas siguieron su rumbo, la Sofía no volvió al edificio al menos yo no la volví a ver lo que fue un alivio, tampoco se lo pregunte a la Maca, de seguro por trabajo no volvió tan seguido. Las cosas entre la Maca y yo fueron avanzando, comenzamos a ser amigas de verdad desde mi punto de vista, al principio me costo ocupar ese lugar, no podia ser solo una amiga para la Maca cuando estaba muy lejos de quererla de esa manera.

Estábamos en unas de esas tardes que decidimos bautizar como "Tarde de Amigas", poco original pero fue lo que se nos ocurrió. Ahí estaba ella tan sonriente como siempre, con un tomate mal echo dejando caer un par de rulos por su rostro, una polera negra larga y ancha, de unas dos tallas más, le gustaba usar ropa ancha, decía que era mucho más cómoda, un buzo y pies descalzos, se movia de un lado a otro bailando y cantando, yo estaba tan concentrada y perdida en apreciar su belleza que no me di cuenta cuando estaba en frente de mi con su mano extendida

- ¿Y? — Sacudí mi cabeza

- ¿Qué cosa?

- ¿Quieres bailar conmigo? — sonreí y tome su mano

- Pero no hay música po' Maca

- Pero tu cantas — la mire algo sorprendida, por que solo cante una vez para ella

Amor de DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora