Enamorandome De Mi Jefa

Capítulo 11: Tregua

La cena había pasado con tranquilidad ahora la familia se encontraban hablando sobre el trato que firmarían al final de la próxima semana para terminar de aclarar los últimos detalles

—Santiago crees que puedes ir a la empresa para así puedes conversar con Miguel al respeto me gustaría que estés presente durante el procedimiento

—No creo que sea mucho problema actualmente no tengo mucho trabajo por que estaba de luna de miel por segunda vez

—Veo que se llevan muy bien, nos comentaron de un embarazo

—Sí, Alexandra tiene dos meses de embarazo

—Me alegra por ustedes se ve que son muy felices

—Si amo mucho a mi esposo—sonriendo

El joven publicista veía con aburrimiento a los presente que conversaban hasta su jefa lo hacía ¿Por qué lo obligo a quedarse si iba a estar hablando con su madre?
Se sirve otra copa a ver si el alcohol lo distrae un poco porque esta su primo lo ignoraba charlando con su otra jefa además a él no le importaba ese trato pensaba renunciar a la estúpida empresa, estaba cansado de ser manipulado por su padre y su madre no sabía de su decisión
No quería preocuparla pero tenía planeado desaparecer por unos meses, no quería estar cerca de su familia sino estar solo para ordenar su vida y poder tomar una decisión de que haría con su vida, ni a su primo se lo había comentado

Quizás lo iba a terminar apoyando, el parecía más ubicado que él, pensaba con claridad sobre sus futuro y no parecía molestarle la decisión que había tomado la familia sobre ellos, seguro era porque le gustaba su empleo actual así las dos cosas que amaba y se llevaba bien con sus jefas

—Adam ¿estás conmigo? —el chico deja la copa vacía sobre la mesa, se sentía algo mareado ¿Cuántas llevaba? —Primo no debes beber tanto

—Estoy bien Esteban ¿ya termino todo?

— ¿No estas escuchando? —El niega—veo que aun estas molesto

—Molesto es poco, estoy muy pensativo y ahora que recuerdo tengo trabajo

—No puedes trabajar así ¿te llevo a casa?

—Esteban podías poner el salario que obtendrán semanalmente, deberías estar presente en la reunión ¿Tienes mucho trabajo?

—Puedo ordenar mi agenda y puedo asistir, quizás deba calcular unas cosas

—Eres el contador de la familia ¿te gustaría eso?

—No lose es un trabajo complicado y bueno quizás no soy el indicado

—Pensándolo mejor creo que debo irme

—Hijo—El hombre ve a su madre—te noto mal ¿Cuántas copas llevas?

—No muchas pero quiero irme, estoy algo mal desde ayer no como nada

—No tocaste tu plato a pesar de que dijiste tener hambre

—Lo lamento—se levanta—debo irme
—Pero no puedes hacerlo estas mal— levantándose llamado la atención de los presentes y la mirada de furia de su esposo

—Disculpen a mi hijo no se siente bien

—Un baño—la chica se levanta— ¿Me llevas?

—No se preocupen, lo acompaño—tomado al chico del brazo saliendo de la sala—Por lo menos puedo respirar algo—ve al chico— ¿de verdad estas mal?

—Necesito vomitar—cubriéndose la boca la chica se detiene frente al baño observando al chico entrar y cerrar la puerta

—Parece que de verdad no está bien—se recuesta en la pared— ¿Necesitas agua? Puedo traerte un vaso—escucha un silencio total hasta después de unos minutos observa la puerta abrirse