La felicidad no es redonda

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Aquí esta el primer capítulo de mi nuevo fic, espero sea de su agrado 😀

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Era de noche, pero la luna llena iluminaba bien la carretera, dentro del auto, el matrimonio conformado por Regina Mills e Ingrid Arendelle se dirigían a casa, ambas cantaban con emoción "calle melancolía" de Joaquín Sabina.

Ingrid con una gran sonrisa cerró su mano en puño imitando un micrófono y la puso frente al rostro de Regina, que comenzó a cantar más fuerte el coro sin parar de reír por las payasadas de su esposa.

"Vivo en el número siete, calle melancolía

Quiero mudarme hace años al barrio de la alegría

Pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía

En la escalera me siento a silbar mi melodía"

-Mi amor, no puedo creer que vamos a ver a Joaquín Sabina en concierto de nuevo- Aplaudió emocionada la rubia.

-Todavía falta para el concierto, pero ahí tienes los boletos para la zona VIP, lo mejor para mi hermosa esposa- Le guiñó un ojo y Arendelle la abrazó y besó repetidamente su mejilla- Tranquila, mi vida, me harás desviar el carro, llegando a casa, te prometo que dejaré que me pagues por el regalo- Dijo sugerentemente.

-Y lo haré con creces, mi amor, te voy a dejar que me pongas como quieras- Ahora fue ella quien guiñó y la morena soltó un gemido gutural- Pero en serio, cariño, gracias por este día espectacular- Besó su mejilla.

-Te prometí que siempre buscaría la forma de hacerte feliz- Dijo con una sonrisa, pero sin dejar de ver la carretera.

-Y lo has cumplido aún después de casi dos décadas juntas- Su sonrisa era de una mujer enamorada.

-Y también sigo satisfaciéndote en la cama, así que llegaremos a hacer el amor desaforadamente- Puso su mano en el muslo de la rubia.

-Lo haremos, me arrancarás la ropa salvajemente- Continuó con el discurso de la morena.

-Sí, y para que veas que no he perdido mi toque, te arrancaré la ropa interior con los dientes- Gruñó entre risas.

-Y en eso llegan nuestros hijos y se arruina nuestro maravilloso plan- Ambas se echaron a reír.

-Acabas de matar el estado de ánimo, mi amor, así que mejor súbele a la música.

-No se diga más- Subió el volumen y continuaron cantando a todo pulmón tomadas de la mano.

Un ruido estruendoso se escuchó y Regina se esforzaba por mantener el control del vehículo.

-Agárrate, Ingrid- Le pidió a su esposa mientras evitaba salirse del camino.

-Cuidado, Regina- Le gritó y la luz del auto que venía en sentido contrario cegó a la morena que volanteó y se salió del carril estrellándose contra un poste- Regina, mi amor- Le hablaba aturdida, no perdió el conocimiento, contrario a su esposa que tenía la cabeza sangrando pegada al volante- Por favor, mi amor, reacciona- Movió con cuidado su cabeza recargándola en el asiento.

El auto que había hecho que la morena se desviara de la carretera se dio de reversa y se detuvo, unos hombres bajaron y se acercaron a la ventana del copiloto.

-Señora ¿Están bien? – Preguntó Neal Cassidy iluminando con una linterna.

-Por favor, ayúdenme- Intentaba abrir la puerta.

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