Cena para dos.

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Kain ya se estaba impacientando, Hanabusa se había ido a su departamento y no regresaba, quizás su agresivo novio había vuelto y si era así ese chico corría peligro. Kain iba a salir a buscarlo cuando el rubio llegó, venía con una botella de un excelente vino.

- Ya que usted me dará de cenar y que es su cumpleaños le traje este pequeño presente, espero le guste el vino, personalmente no me gusta mucho el vino - dice el chico extendiendo las manos con la botella - Pero espero que a usted sí  -

- Gracias - responde Kain recibiendo la botella - Pasa, tengo la cena lista -

- Gracias -

Pasaron los minutos y si bien ambos rubios estaban nerviosos, era algo tan extraño estar cenando los dos en ese ambiente tan íntimo que solamente pudieron calmar sus nervios una vez que estaban casi terminando de comer la lasagna.

Kain se apretaba el estómago por el dolor que sentía de tanto reír, no podía creer que ese rubiecito pudiera hacer esos movimientos y cantar de esa manera. Y tan solo le había dado una cerveza.

- ¡Basta! No puedo más - dice Kain secando sus lágrimas - Eres sin duda el mejor imitador de Britney Spears -

- Te dije que me encantaba - ríe Hana - Y eso que no me has visto con el traje de cuero rojo y peluca -

- ¿De verdad los tienes? - pregunta muy seriamente

- Claro que no. Es una broma -

- Yo te lo compraría - ríe Kain

- Si me lo compras, tendría que hacerte un show privado -

- Eso suena muy tentador - sonríe el mes alto lo que provocó los nervios del otro.

- Creo que es tarde, debería volver a mi departamento, no quisiera que Takuma volviera y no me encontrara -

- Entiendo, pero aún no has probado el postre -

- ¿Postre? -

- Si una deliciosa trufas, un amigo me dio la receta y estoy casi seguro que me quedo increíble -

Hana miró su reloj, era muy probable que Takuma no estuviera en casa y también de que cuando lo hiciera al amanecer, se tuviera que comer una que otra bofetada. Por lo que decidió quedarse a pasar unos minutos más con ese hombre, al menos allí se sentía tranquilo y seguro. Seria un pequeño descanso de su infernal vida.

Comieron el postre sentados en la sala viendo una vieja película, Hana no se dio cuenta ta de la hora hasta que terminó lo que estaban viendo.

- Ya es tarde, debo volver a mi departamento -

- Quisiera que no te fueras - dice Kain tomando una de las manos del chico universitario

- Pero... -

- Hana, nos conocemos muy poco, pero estoy seguro que con ese chico ya no eres feliz -

- Eso...eso no es de tu interés -

- Te equivocas, me interesa, porque tú me interesas a mí  -

- Tienes pareja al igual que yo -

- Bueno tengo una pareja que no se interesa en mí y tú tienes una pareja que te maltrata. No crees que nos merecemos algo mejor -

- No lo sé, pero tengo que volver, si Takuma regresa y no me encuentra me va a matar a golpes -

- Déjalo. Un hombre que no cuida de ti y que además te maltrata no es lo que tú mereces -

- Lo pensaré - dice el chico soltándose del agarre del otro.

Pero cuando iba a salir del departamento, dio media vuelta y se colgó del cuello del otro para besarlo en los labios. Kain no desaprovechó la oportunidad y lo abrazó de la cintura para luego acorralar al joven contra la puerta.

Minutos después ambos hacían en amor en la habitación de invitados.

Kaname llegó al departamento a eso de las cuatro de la madrugada, vio los platos en el fregadero de la cocina, dos platos, dos copas, cubiertos para dos y se sintió un miserable por no haberle cumplido a Kain. Llegó hasta su habitación y la encontró vacía, pero escucho ese suave ronquido de su novio, provenía de la habitación de invitados, con sumo cuidado abrió la puerta y se los encontró a ambos dormidos y desnudos, cubiertos apenas por una delgada sabana en color verde agua. No sintió celos, ni dolor de ver que su novio le había sido infiel, si lo pensaba bien él desde el comienzo que le era infiel con el pensamiento. Quizás esto era lo mejor para ellos, por lo que cerró la puerta con cuidado y se fue hasta su habitación. Aunque no pudo dormir nada.

A eso de las siete de la mañana Hana se fue del departamento, el rubio universitario, había decidido volver a casa de sus padres y aunque tenía miedo de decirle a Takuma que todo acababa, esperaba que el medico lo entendiera, sabía que seguramente debía comerse un par de cachetadas, pero ya estaba acostumbrado. Kain cerraba la puerta, una vez de ver que Hana entraba a su departamento, cuando vio a Kaname tras de él.

- ¿Ya se fue nuestro vecino? - pregunta Kaname aunque sabía la respuesta

- ¿Cuándo llegaste? - 

- Cuando ustedes dormían en la habitación de invitados. Pero tranquilo, no pasa nada -

- No digas eso, Kaname, yo... -

- Si me dices que te has enamorado de ese chico, lo entiendo. Yo no he sido capaz de darte tu lugar y creo que nunca lo haré, porque soy un cobarde, y además -

- ¿Sigues enamorado de tu mejor amigo? - pregunta el rubio 

- Sí -  responde Kaname con verdadera sinceridad - Lo siento tanto, Kain. De verdad que nunca quise lastimarte, pero sin duda lo hice - 

- No te disculpes y menos después de lo que viste, me siento fatal -

- No te sientas así, Kain. Yo no logré enamorarme de ti, pero si te quiero mucho -

- ¿Cómo amigo? -

- Sí... lo siento -

Kain se acercó al castaño y lo abrazó con cariño, su relación se había acabado o finalmente se habían dado cuenta que ni siquiera había comenzado.

Don horas después Kain salía de la habitación que había compartido con Kaname, cargando dos maletas, las mismas con las que había llegado. Si quería comenzar algo con Hana debía ser sin ataduras. Kaname lo miraba con tristeza, le había pedido que se quedara, que podían vivir como dos amigos, pero el rubio dijo que no, no quería que Hana tuviera dudas, además Zero no había pisado ese departamento desde que él estaba allí y quería que Kaname intentara conquistar a ese maldito homofóbico.  

Se estaban despidiendo en medio de la sala cuando un golpe en la puerta les interrumpió. Kain se dirigió a la puerta y no encontró a nadie, pero al mirar hacia afuera, le sorprendió ver la puerta del departamento de Hana abierta. Kaname se acercó al exterior al ver que Kain caminaba rumbo al departamento de sus vecinos.  Al entrar en ese lugar el desorden era peor que la noche anterior, pero lo que lo dejó sin aliento fueron unas manchas de sangre, siguió el camino rojo que llegaba a la puerta del departamento de Kaname, la puerta tenía marcada las manos de Hana en un rojo furioso, el rastro de sangre seguía hasta la escala de emergencia.




Te amaréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora