f o r t y

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— ¿tienes que irte? — preguntó Jisung mientras trataba de que Minhee no jalara su cabello


Jisung asintió y fingió una sonrisa: — el cumpleaños de Hyunjin se acerca y quiero estar con él unos días — mintió para tranquilizar a Jisung, en realidad no pensaba volver.


— escríbenos por favor — le pidió el rubio — si lo dejas de hacer iré hasta allá para buscarte


Jisung rió, luego se despidió de los trillizos con un beso en las manitos de cada uno sin importar que Minho lo fulminase con la mirada. Luego se despidió de su padre con un gran abrazo y con una reverencia a la Reina


— ¡cuídate mucho! ¡Regresa pronto! — Jisung sacudió su mano, despidiéndose de él hasta perderle de vista


Minho esperó a que sus suegros se retiraran y se acercó a Jisung para besar la comisura de sus labios. El rubio se sonrojó y le dedicó una linda sonrisa


Minhee comenzó a llorar en los brazos de Jisung y un olor a mierda se hizo presente. Ambos maldijeron entre susurros, luego Minho rió


— el que lo carga lo cambia, tu mismo lo dijiste — le dijo el azabache, regresando adentro con sus cachorras en cada brazo


Jisung lo siguió y se hizo cargo de su bebe. Limpiándolo y cambiándolo hasta dejarlo con un suave y agradable aroma a talco de bebe.


Sus sirvientas podían hacer todo el trabajo de cargarlos, darles su biberón, bañarlos, cambiarlos y dormirlos, pero Jisung se negó a ello antes de que diera a luz. Él mismo se iba a encargar de sus pequeñines junto a Minho aunque murieran de sueño por las noches


Jisung se dejó caer en la cama cuando, por primera vez, logró dormir a Minhee antes que Minho con las niñas: — rompí el record — suspiró el rubio, Minho sonrió mientras dejaba a Somi en su cuna y acomodaba las almohadas a su alrededor


— ya te estás volviendo todo un experto — Minho se alejó de sus cachorros y se acostó junto a Jisung, pasando una mano por su vientre con delicadeza — ¿ya no te molesta?


Jisung se había sentido acomplejado por su cuerpo después del embarazo, dormía todas las noches con pijama y se cambiaba de ropa en el baño por vergüenza a que Minho notara sus estrías y gordura restante


Jisung negó suavemente, respondiendo a su pregunta


El azabache continuó y besó su cuello, pasando sus labios y lengua por su marca. Su mano tomó un desvio y llegó a las mejillas traseras de Jisung para acariciarlas al igual que sus muslos.


El rubio jadeó suavemente sin dejar de mirar a los trillizos, soltando una sonrisa traviesa


— Minhoie, ¿que haces? — susurró Jisung, sintiendo su cuerpo quemar al estar en contacto con su mano


My KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora