t w e n t y f o u r

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El sol brillaba, los pájaros cantaban y Jisung gemía.


— ¿te gusta? — preguntó el azabache con su voz ronca en su oído


— mmh! s-si! a-ah! — jadeó el rubio en respuesta con una sonrisa en su rostro — n-no te detengas bebe


En posición de cucharita, Minho tenia una mano en el trasero de su esposo mientras acariciaba su entrada con la yema de sus dedos y besaba el desnudo hombro de Jisung suave y letalmente


Durante las ultimas horas habían estado experimentando y probando poco a poco maneras para hacer al rubio más cómodo.


En la cena de la noche anterior, su madre le había comentado de la nada que fuera poco a poco para no asustarlo y asi hacer que se acostumbrara. Minho en principio no había entendido a qué se refería y cuando lo supo, no estuvo muy seguro de ello, pero probó su consejo con Jisung y el rubio no se había negado en ninguna de las veces e incluso había llegado al orgasmo en cada vez que Minho lo masturbó o acarició.


Y otro orgasmo se sumó a su lista cuando el rubio tembló y gimió, soltando varios jadeos cuando llegó a su punto culminante. Minho sonrió con satisfacción y volvió a besar el hombro de Jisung mientras olfateaba su dulce aroma.


El rubio se dio la vuelta sin quitar su sonrisa y se acercó al rostro de su esposo: — tienes dedos mágicos Honnie, ¿pero sabes quien más tiene dedos mágicos?


— ¿quien? — preguntó Minho contra sus labios


— yo — contestó Jisung, reprimiendo una sonrisa mientra se apartaba de su lado y se dirigía a su miembro para atenderlo sin que Minho se lo pidiera


Y asi como la madre de Minho había aconsejado a su hijo, también lo hizo con Jisung. Le había dicho al rubio que tener iniciativa y ser algo atrevido provocaba a los Alfas.


Jisung no tenia idea de a que se refería, pero tras su conversación pasada con ella, se hizo una idea de lo que quería decirle y ahora lo iba a poner en práctica.


Pero no iba a poder, ya que un imprudente caballero entró a la habitación de ambos en el momento equivocado.


Jisung apartó sus labios del miembro de Minho y se cubrió con las sabanas hasta su cabeza rápidamente, muy avergonzado. En cambio el azabache, gruñó lleno de ira mientras cubría su erección.


— ¿¡que mierda te pasa!? ¿¡Porque entras así sin tocar!? — le gritó el Alfa


El caballero tembló en su lugar y contestó rápidamente: — l-los reyes y-ya estaban por irse a-al festival y u-ustedes deben llegar con ellos...


fuera de mi habitación le habló el azabache con La Voz de Mando y el caballero no lo pensó dos veces antes de retirarse


Jisung sacó su cabeza de las sabanas: — ¿ya se fue?


El azabache asintió, levantándose de la cama: — si, ahora ven aquí bebe, no podemos llegar tarde al festival

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