4. Sueño extraño.

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Yerith.


— Yerith— escuché a alguien llamar. Me estremecí, pues esa voz nunca la había escuchado—. Yerith, cariño— volvieron a llamar. Fruncí el entrecejo antes de abrir poco a poco los ojos. Todo estaba oscuro, pero una luz tenue proveniente de mi lado derecho no dejaba que me sumiera en la completa y desesperante oscuridad.

Palpé lentamente la superficie en la que estaba, percatándome que no era más que un colchón; uno muy, muy duro. Me senté despacio, pasando saliva por mi garganta seca. Extrañado por la inquietante luz al lado mio giré mi cabeza hacia ese lugar.

Había alguien en la esquina de lo que parecía ser una habitación, la luz que desprendía era tranquilizante, y el olor que manaba de él me llevaba a tener una paz interna que creo nunca haber experimentado antes.

Esa persona, un omega ratón, me miraba fijamente con una dulzura y un amor tan inmenso que no podía evitar sentirme nostálgico y con ganas de lanzarme y abrazarlo.

Abrí la boca para hablar, pero no podía. Por más que lo intentaba no podía hacerlo. 

— Oh, bebé— la angustia en sus lindas facciones me oprimió el corazón—. No llores mi niño— se levantó de su lugar y se acercó tan rápido a mí que apenas pude procesarlo.

Su mano acunó mi mejilla, la calidez que sentía era inimaginable, parecía un bebé recién nacido desesperado por recibir la atención de su dador o dadora de vida.

Abrí los ojos y lo miré a los suyos color caramelo, tan parecidos a los que mi hermano Ty, Gale y yo teníamos...

Quería preguntarle a esa persona si él era mi papi, pero la impotencia por no poder hacerlo hizo que mi llanto aumentara. Así que, sin poder hacer más, abracé con desespero su cuerpo de luz, sintiéndolo tan real y tan vivo.

Él rió, era una risa juvenil, una que eliminó de mi mente y corazón cualquier inquietud o culpa, borró todo rastro de tristeza que había allí. Una de sus manos acarició mi cabeza, mientras que la otra sobaba tiernamente mi espalda.

— Haz crecido muy bien, mi corazón. Tu papá ha hecho un excelente trabajo...— sorbiendo mi nariz, y considerando que no podía hablar, solo asentí con la cabeza. Entonces sí era mi papi—. Te amo mi amor, pero es hora de despertar— la desesperación volvió a acongojar toda mi pequeña existencia al escucharlo decir eso, quería protestar, decirle que quería quedarme con él y que no me importaba nada más. Sentía que él había estado solo, sentado en ese rincón por mucho maldito tiempo, así que quería quedarme a acompañarlo y así poder seguir sintiendo esa paz tan adictiva...

Pero papi simplemente me dió un beso en la frente, y al instante desperté jadeando y llorando a mares.

Desubicado miré a mi alrededor intentando ubicarme otra vez. Los recuerdos de la noche pasada en la que estuve con Ty a mi lado en el sofá viendo películas y comiendo llegaron uno tras otro.

Miré hacia el lado en el que recordaba que había estado durmiendo mi hermano conmigo, y me sorprendí al verlo sentado y llorando también.

Sus ojitos caramelo conectaron con los míos, y ambos se nos llenaron de lágrimas otra vez, lágrimas que se desbordaron sin piedad alguna. Supe que él también había tenido ese extraño sueño por la forma en la que me tomó desesperado del brazo y me jaló hacia él, encerrándome en un abrazo asfixiante y reconfortante.

[...]

Devor.

— Ugh...— llevé una mano a mi cabeza que no dejaba de palpitar tan dolorosamente. Miré mi alrededor y me sorprendí por el desorden que había. Intenté recordar el por qué, pero tenía una laguna mental muy severa. Lo último que recordaba era haberle pedido a Yer que cerrara con seguro la ventana...

Mr. Iceberg [Omegaverse] ★Secuela de "Sonrisa Nueva"★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora