11. Ai no kyozetsu y Hanahaki.

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Autora.

— Gracias, señor abuelo Catnysen— dijo con una corta sonrisa el incómodo omega que se removía cada cierto tiempo.

El nombrado suspiró y rodó los ojos—. Nibbs, cariño, por favor deja de llamarme así. Dime abuelo, o Clob.

El omega menor abrió la boca para contestar con algunas palabras, pero terminó por simplemente asentir con la cabeza. Todos en el comedor sabían que él no haría tal cosa hasta que se sintiera cómodo, y era el trabajo de Yerith ayudarle en el proceso sin importar cuán consumido por el celo estuviera.

Al menos, eso era lo que el omega dominante creía.

— Va-Vamos, Nibbs— suspiró tembloroso—. Ellos son buenos, nos están cuidando, puedes confiar en ellos— consoló con su suave tono a su hermano asustadizo.

— Está bien— accedió con gusto a lo que su hermano intentaba alentarlo, no por compromiso, sino por el amor tan inmenso que le tenía—. En-Entonces... Amm... Gracias, abuelos...— agradeció finalmente como correspondía.

El alfa, que se había permanecido en un silencio tan tenso que le provocó dolor en los músculos, exhaló por la nariz y asintió sonriendo, al igual que su pareja.

Comieron en silencio, tanto Nibbs como Yerith haciendo su mayor esfuerzo por no vomitar lo que apenas habían podido comer después de casi 2 días de completo estrés y un sin fin de emociones y sensaciones -algunas un tanto desagradables-, debido al celo.

Sus abuelos se habían comportado muy bien con ellos durante ese tiempo, pero no podían evitar sentirse como un par de intrusos en ese lugar. A veces sentían el remordimiento y desprecio manar del alfa, dos sentimientos contrarios pero que se entremezclaban curiosamente.

Yerith ingirió un bocado, pero fue como si estuviera comiendo defecación de alguien pues, al instante, toda la comida subía y bajaba sin parar por su garganta, hasta que las náuseas alcanzaron su punto máximo y lo obligaron a huir despavorido al baño, siendo seguido por un par de omegas muy preocupados. 

El alfa quedó tan impresionado por la repentina reacción de su nieto que no supo qué hacer, quedando paralizado en su lugar. 

Por su parte, Yerith sacaba lo poco que había comido mientras se aferraba al inodoro, sus ojos llorrosos, lágrimas y mocos empapando su cara además de algunas gotas de su vomito salpicando. Sentía que no podía parar, y cada segundo que pasaba sólo se hacía más eterno.

Al final terminó cayendo al agua sucia lo que parecían ser raíces y, extrañamente, algunos trozos de... ¿pétalos?

Nibbs y el omega mayor se miraron, confundidos. Yerith, rendido y sin nada más que botar, se dejó caer sentado. Nibbs lo sostuvo con firmeza,y poco después el omega mayor se unió. 

— ¿Hace cuánto...?— intentó preguntar el abuelo, pero no pudo terminar.

— Hace un mes, cuando decidí que iba a... rechazar a mi alfa destinado. Pero se incrementó cuando lo hice real— contestó sin ánimos de mentir.

Nibbs, conmovido y confundido pero entendiendo que era algo realmente grave lo que le sucedía a su hermano, apretó los labios al sentirse impotente por no poder ayudar a quien tanto lo ha protegido y apoyado todos estos años.

— ¿Tus papás ya-?

— No, y no quiero que sepan— dijo, negándose de inmediato.

— Pero-

— No, abuelo, no necesito la ayuda de ellos, y no es realmente mortal. He investigado algunos casos que se han presentado a lo largo de la historia y-

Mr. Iceberg [Omegaverse] ★Secuela de "Sonrisa Nueva"★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora