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Mi cumpleaños, el día más esperado por mi, diecisiete años, doce años de tormento, doce años siendo la niña perfecta de mamá... Siempre he sido su niña perfecta, pero estoy harta de ser perfecta.

Iba de camino al instituto, hoy iba diferente, me puse un corsé negro encajado perfectamente a mis pechos y a mi abdomen, unas medias de red, y una falda negra con cadenas a los lados y un cinturón negro encadenado, unas botas negras con tacón alto y me maquille lo mejor posible, sonreí al espejo y bajé sonriente, pero la sonrisa desapareció al ver a mi madre besándose con otro hombre, un hombre que no me gustó a la vista, eso me partió el alma, fruncí el ceño con enfado y pasé sin mirarles, me ardía la sangre, abrí la puerta y la cerré de un portazo, una vez fuera cogí fuerzas para no llorar, ya ha olvidado a mi padre...

Por el camino iba tranquilizando mi ansiedad, llegué a la puerta del instituto dos minutos antes de que se abrieran, Dina estaba besando a Loren, los miraba con asco, cuando una idea me cruzó la mente.
Me acerqué a ellos con una sonrisa y separé a Dina de Loren, y le empecé a provocar, con una sonrisa, lo gracioso es que él se dejaba.

-Mira que niñata -susurré en el oído de Loren- solo amenaza a la gente porque tiene miedo de que te alejes -le confesé- pero es verdad que ya no quieres estar con ella -este me empezó a abrazar por la cintura y me acercó más a él.
-Qué bien lo sabes preciosidad -confesó hipnotizado por la cercanía de nuestros labios- quiero ser libre de esa bruja -confesó, en ese momento me separé y le miré sonriente.
-Pues no seas tan gallina y díselo -dije con obviedad y me marché con Naila, la cual me miraba con admiración.
-¡Tía molas! -exclamó con admiración, yo solo me limité a reir- por cierto -hizo una breve pausa- felicidades Aura -ese era mi apodo con ella.
-Gracias Nai -ese era su apodo conmigo, y estoy muy contenta con mi amiga.

Ambas riendo fuimos a la clase correspondiente, ella iba a mi clase, hoy va a ser un buen día, lo intuyo.
Desde que provoqué a Loren, empezó a intentar ligar conmigo, eso me hacía gracia, nunca lo ha intentado, ni tan siquiera me ha mirado, desde la última vez y hoy que le he dado la verdad a la cara intenta todo para que le hable, tal vez le doy algo de su propia medicina. Cada vez que el me hablaba yo le ignoraba, eso sabía que le dolía, en el recreo fue a mi rincón de aislamiento.

-Estrella quiero que hablemos -confesó con nerviosismo.
-¿Duele que te ignoren? -le pregunté con recelo.
-¡Lo siento! -exclamó- ¿Vale? Pero quiero que seas primero mi amiga -me propuso- sé que siempre estás sola, excepto ahora que tienes a la chica nueva -comentó- quiero formar parte de tu vida -confesó.
-Una más y te vas a la mierda -avise con recelo, aún estaba enfadada pero después de su confesión le daré una fina oportunidad.
-Hecho preciosa -sonrió agradecido y aliviado, miró a Nai.
-Yo soy Naila -sonrió alegre de que él le hable.
-Un placer conocerte Naila -comentó con una pizca de alegría.

Hoy todo cambió drásticamente, mi actitud hacia la gente, y mi entorno, Loren me convenció para que hablara con mi madre sobre mi vida e ilusiones, al principio me negaba a hablar con ella, pero él tiene razón, me voy a destruir yo sola, voy a acabar mal si sigo aguantando tanto...
Al final del día de instituto, Loren y Nai me acompañaron a casa, cuando llegamos me despedí de los dos con un abrazo a cada uno, cuando me separé entré a casa, y aún seguía ese hombre hay, mi buen humor desapareció, pero aguanté, busqué a mi madre ignorando a ese hombre, cuando encontré a mi madre la miré de arriba a bajo.

-Mamá, ¿Podemos hablar? -pregunté con precaución.
-Dime -dijo mientras seguía en su mundo.
-Quiero quitarme del ballet, quiero dejar de ser una niña perfecta, necesito mi libertad, no quiero seguir siendo una máquina -confesé de sopetón, no le sentó muy bien y me abofeteó con fuerza un par de veces, mis ojos se abrieron como platos- ¡Te odio! -grité y salí corriendo, abrí la puerta y salí corriendo, sin rumbo, sin dirección a la que ir.

De zapatillas de ballet a Converse [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora