ʚ 31 ɞ

107 14 4
                                    

—¡Guaguasa! ¡Guaguasa!

—Oh, dios. —Suspira la pelirroja recargada en el hombro de Bangchan, observa a un Changsul alterado y bufa molesta. —Es Hwasa, no te cuesta nada aprenderte mi nombre.

Ella observó extrañada a Changsul, él seguía agitando sus manos y tratando de hablar.

—¿Qué pasa? ¡Habla!

—¡Changbin y Lixxie han llegado!—Exclamó con emoción, principalmente por ver al pequeño castañito. Sus mejillas cobran un color rosáceo cuando recuerda el piquito que le robó el otro día, también recuerda sus manotazos de enojo.

—¡Ven acá, tonto!

Hwasa lo jaló de la polera para esconderlo, no debían ser descubiertos o probablemente la cita sería todo un fracaso.

...

En otro lado del parque.

—Yah, me encantan los parques de atracciones. —Sonrió Felix observando con anhelo los juegos mecánicos, sus ojitos brillaron en cuanto vió el algodón de azúcar. —¡Mira, Changhyun! Por allá está el algodón de azúcar.

El pelinegro observó el puesto, esbozó una mueca por la fila demasiada larga. Una idea surgió en su mente y el foco dentro de él se iluminó. Vamos, ¿qué es lo que podría pasar si sobornaba al señor del puesto? Lo haría un poquito, si Felix quiere ese algodón de azúcar, no va a dejarle con las ganas de uno. ¿Cierto?9

—Espera aquí, Felix. —Le pidió Changbin, sonando más como una orden. Algo así como cuando le mandaba a sus empleados, al notar su error, se aclaró la voz. —Espera, por favor. Iré a conseguirte ese algodón.

—Si quieres puede ser en otro momento, hay mucha fila.

Changbin negó frenético, le sonrió cálidamente acomodándose las gafas y se dio la vuelta dispuesto a formarse en la fila.

Okay, todo iba bien.

Exceptuando que tenía que actuar como el más grande de los tontos, toda una bazofia fingir que era su hermano.

Pero eso sí, le daría la mejor cita de su vida aún si eso implicaba que Felix se enamorara de su hermano y no de él.

Jungkook caminó hacia el puesto y como todos los demás, tuvo que formarse detrás de al menos trece personas.

¿De verdad tiene que esperar? ¿Por qué no sólo compra todo el carrito de algodones y así se evita la tortura de estar en el mismo espacio que esa gente?

No tolera estar entre tanta gente y eso que normalmente tenía reuniones con un montón de empresarios y proveedores, aunque eso no le quitaba que era jodidamente aburrido y una tortura para él.

..

Diez minutos, diez largos minutos que fueron toda una eternidad para Changbin. Y eso no era lo peor, no no. Cuando era su turno de comprar ese algodón, un niño pequeño apareció y de la nada se aferró a sus piernas.

—¡Papi!

Changbin le miró horrorizado y trató de despegarlo de su pierna pero era imposible, esa pequeña bolita era como un chicle.

—¡Fuera, demonio! ¡No soy tu papá!—Le pidió alterado tratando de caminar, miró a al vendedor de algodón y le hizo un ademán señalando al niño. —Ayúdeme, este demonio trata de poseerme.

—Ow, qué bonito es su hijo. Escuche, le regalaré un algodón más como obsequio.

—¡N-No es mi hijo!

—¿Pasa algo, Changhyun?—Inquirió Felix colocando una mano en su hombro pero en cuanto vió a la pequeña bolita pegada a su pierna, chilló emocionado. —¡Oww! ¿Quién es esta ternurita?

Trillizos - changlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora