Desde que había vuelto a la vida, muchísimas cosas cambiaron. No era únicamente el hecho de que, ahora, ambas chicas debían planear como volver con sus familias y trabajos. Sino que también sus cuerpos, principalmente sus cuerpos.
Antes tenían las tan famosas erecciones matutinas, y ahora eso no existía.
Pero había algo más notorio en los hombres que en las mujeres: Excitarse.
Cuando Mina era Minsang podía disimular un poco, era incómodo y doloroso, pero afortunadamente podía disimularlo. Ahora, ¿Cómo podría estar mucho tiempo con la humedad entre sus piernas? Porque tener mojada tu ropa interior era muy molesto e incómodo, aunque se pueda ocultar mejor la excitación.
No había estado imaginando cochinadas, ¡lo juraba! Al menos no hasta que Nayeon empezó a pasearse por el departamento solo con un top deportivo y una toalla ocultando desde su cadera hasta por sobre la rodilla mientras iba secando su cabello oscuro mojado con otra toalla.
Apenas empezó a sentir como su excitación se hacía presente, tomó una almohada del sillón rápidamente para ponerla sobre sus pechos y apretarla.
— Hey, ¿todo bien? —Preguntó Nayeon mirando a Mina preocupada. La rubia estaba roja como un tomate, hasta podía jurar que había empezado a sudar.
— ¿Qué si estoy bien? Sí, perfectamente. —Respondió nerviosa e incómoda a la vez. Obviamente no estaba ni por poquito "bien".
— Mina, estás roja como tomate, e incluso sudas. ¿Tienes fiebre? —Preguntó preocupada una vez más la pelinegra, acercándose a su menor para poner su mano en la frente de la contraria para determinar si estaba muy caliente esa zona.
Esa acción solo hizo peor todo para Myoui.
La menor agarró y apretó la manta donde dormía plácidamente Oliver, haciendo que el minino despierte de su precioso sueño.
— ¡Estoy perfectamente! —Gritó Mina mientras se levantaba rápido, caminando de una manera extraña por el pasillo para encerrarse en su habitación.
Nayeon frunció el ceño un tanto extrañada, más cuando escuchó como la rubia le ponía seguro a la puerta.
— Bien... pediré comida. —Avisó mirando la puerta de la menor, sin recibir respuesta. Frunció más el ceño cuando escuchó como de esta habitación empezaba a oírse música que en menos de dos segundos ya estaba lo suficientemente alta como para no escuchar las posibles acciones de su compañera dentro de esta.
Im no era imbécil, ella ya había pasado por esa tan sonada "humedad ", así que no era como si no se hubiera dado cuenta de lo que le ocurría a la otra.
Si pensó que era fiebre lo que tenía su menor, pero luego de su caminar y su dedicación en ocultar sus pezones, pudo llegar a la verdadera razón de todo.
Dejó sus pensamientos de lado cuando el maullido de su gatito le llamó, el cual le miraba como si estuviera quejándose.
— Perdón, pequeño, pero tu mamá Mina necesitaba esa manta. Ven, yo te daré otra. —Le habló, tomándolo en brazos para llevarlo a su habitación, donde no solo aprovecharía de darle una mantita a su minino, sino que también vestirse de una buena vez.
☆*: .。. .。.:*☆
El timbre del departamento sonó, anunciando la llegada del repartidor de comida.
Nayeon corrió hacia la puerta para abrirla, recibiendo en manos una bolsa con comida donde había distintas cajitas, unas para el pollo frito y otras para las papas fritas.
Una vez firmó lo que le pidió el repartidor, cerró la puerta y caminó hacia la mesa para dejar todo ordenado.
Justo en el momento donde estaba colocando platos y dos botellas pequeñas de cerveza fue cuando Mina decidió aparecer luego de haber salido corriendo, después de unos minutos de su habitación, hacia el baño para darse una ducha.
— Llegas a tiempo. La comida ya está. —Dijo Im mientras sacaba las tapas de las botellas y se sentaba en una silla. — ¿Ya estás mejor?
De inmediato las mejillas de Mina empezaron a colorearse de tono rojizo al igual que sus orejas.
— S-Sí, todo bien. —Respondió evitando la mirada de la pelinegra.
— Por cierto, mañana debemos ir a comprar cosas de navidad si es que quieres armar el árbol. —Decidió cambiar de tema, tampoco era su intención incomodar más a la rubia.
— Oh, claro. Podemos ir luego de salir del trabajo. —Contestó. Luego de eso, ambas empezaron a comer, pero una duda seguía en la cabeza de Mina desde hace pocos días.
Hace dos días habían ido a hacer las compras de la semana al supermercado, pero se encontraron en la situación donde una chica empezaba a coquetearle a la pelinegra de manera "sutil".
De sutil no tenía nada, al menos no para la rubia que, obviamente, se dio cuenta de todo y no pudo evitar sentirse un poquito celosa, incluso cuando Nayeon ignoró a la chica totalmente.
Sabía que Nayeon era atractiva, vamos que sí que lo sabía.
Permítanle ser un poco egocéntrica; Sabía perfectamente que tanto Nayeon como ella eran atractivas para otros, incluso cuando eran hombres. Las propuestas de salidas y noviazgo no les faltaban.
Aun así, ninguna aceptó en ese momento ya que se gustaban y no querían salir con otras personas. Aunque, claro, ese detalle no lo sabía el otro porque sus enamoramientos eran secretos.
— Unnie, —Empezó Mina, recibiendo un "uhm" por parte de la otra mientras esta comía un trozo de pollo frito. — ¿A ti te gusta alguien?
Nayeon le miró y asintió con su cabeza mirando atentamente la mesa, así no se sentía intimidada mientras terminaba de masticar y tragar.
— Sí, desde hace un tiempo. —Confesó.
— ¿Es un chico? —Preguntó sintiendo como su corazoncito dolía. Ilusa.
— No, ya no lo es.
— ¿Cómo? ¿Es alguien como nosotras? —La contraria asintió. — Y... ¿Cómo es?
La pelinegra soltó una risita y esta vez le miró. — Pues... es amable, tierna, un poco tímida y bastante despistada ahora que lo veo. Físicamente es muy atractiva, rubia, de ojos no extremadamente grandes ni muy pequeños, lindas mejillas y sus labios son muy llamativos al igual que esponjosos. También tiene una linda sonrisa que muestra sus dientitos, una gummy Smile.
— ¿Hace cuánto que la conoces? —Esta vez preguntó ya dejando de mirar a Nayeon, tomando una papita frita y jugando con ella entre sus dedos.
— Buah, ya es un tiempo considerable. Casi cuatro años, desde la universidad. —La rubia levantó la mirada frunciendo el ceño.
— ¿Qué? ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿La conozco? —Nayeon le miró atenta, suspirando un tanto decepcionada al ver que Mina no captó que hablaba de ella.
— Da igual, Minari. Come antes que se enfríe. —Ordenó para dejar de hablar, escuchando como la rubia chasqueaba con su boca y se disponía a comer de mala gana.
Las indirectas no eran lo de Mina, aunque Nayeon no se quedaba atrás. De por sí las indirectas no eran lo de ellas.
☆*: .。. .。.:*☆
Quedan pocos capítulos para el final. Así que ustedes díganme si quieren que ¿los suba todos hoy o uno diario hasta terminar?
ESTÁS LEYENDO
¡Este no es mi cuerpo! [Adaptación Minayeon]
Fanfiction"Un accidente que los llevó a la muerte, pero también a una nueva y rara aventura. ¿Cómo reaccionarias que, de un día para el otro, pasaste de ser un chico a una chica? ¿O que ahora debes vivir en otro cuerpo? No era una idea fácil de afrontar que d...