07

345 61 1
                                    

El sol iba haciéndose cada vez más visible por entre las ventanas que, a pesar de que estuvieran siendo ocultadas por cortinas, por los pequeños espacios entre aquellas telas se fugaba algún que otro rayo de sol.

Al ser temprano, aun había silencio, y se podía escuchar el lindo canto de los pajaritos volando a quien sabe dónde.

Pero el silencio no duraba para siempre.

— ¡Buenos días! —Gritó Jihyo sonriendo desde la entrada del departamento. Al no ver a nadie por la sala, fue dando saltitos hacia las habitaciones.

Entró a la habitación de la mayor, donde encontró a las dos jóvenes acostadas en la cama profundamente dormidas.

Ambas se veían tan cómodas juntas: Nayeon estaba usando de almohada el pecho de Mina, mientras que la última mencionada rodeaba con uno de sus brazos la cintura contraria, y la otra la reposaba sobre su estómago.

Ay, que bonitas... —Murmuró Jihyo. Se acercó a ellas sin borrar su sonrisa, ahora siendo una traviesa. — ¡A DESPERTAR! —Gritó fuertemente, haciendo que las jóvenes despertaran exaltadas.

— ¿Qué mierda te ocurre? —Se quejó Nayeon, frunciendo el ceño. Por la parte de Mina, esta solo murmuró incoherencias.

— Agh, ¿Qué pasa? —Preguntó Mina, pasando sus manos por su cara intentando despertarse por completo.

Jihyo suspiró y se sentó en la silla que estaba junto al escritorio. — Se veían muy lindas durmiendo juntas, pero debo informarles de algo. —Tomó el celular de Nayeon, entregándoselo. La dueña del aparato frunció más el ceño, confundida. — Llama a Kim Dahyun, necesito que ella también escuche.

Nayeon desbloqueó su celular, empezando a llamar a Dahyun. Mina mientras tanto se acomodó en su lugar, sentándose y apoyándose en el respaldo de la cama.

Cuando Dahyun respondió, solo pudo alcanzar a saludar y nada más. — Bueno, ahora que están todas ya puedo hablar. —Aclaró su garganta y prosiguió. — Rompieron una de las reglas que se les dio al volver a la vida la cual es "No dirás tu verdadera identidad hasta que la otra persona se dé cuenta". Cuando Nayeon le dijo a Dahyun quien era, el líder de nosotros se molestó claramente, —Jihyo se rascó su nuca avergonzada. — Bueno... más conmigo, pero da igual, conseguí calmar la situación. Vengo porque debo avisarles las consecuencias que puede traer esto.

— No entiendo, ¿Quién está hablando? —Preguntó Dahyun, sin entender nada.

— Uh, me presento rápido: Soy Park Jihyo, la persona encargada de que este par no cometan acciones que vayan en contra del contrato que firmaron al volver a la vida. —Habló de manera rápida el ser espiritual. Dahyun quedó sin palabras, intentando analizar lo dicho.

Mina impaciente habló. — Sí, bueno, ¿Qué va a pasar ahora?

— Cierto; Tomando en cuenta el error que se cometió, tendré que entregarles las reglas del contrato nuevamente. Además de eso, involucraron a una persona que no pertenece a los demás que volvieron a la vida, por lo cual tendrá que saber algunas cosas también... —Les entregó un papel que estaba doblado y guardado en su bolsillo de su chaqueta. — el hecho de que se conocían antes no se puede volver a mencionar, a no ser que sea con familiares que las hayan conocido antes de sus muertes. Pero eso me lleva a otro punto.

— ¿Cuál? —Preguntó Nayeon.

— No pueden decirles a sus cercanos que ustedes son Minsang y Namgung, a no ser que se den cuenta por si solos. En el caso de que sus familiares se enteren, ahí recién podrán contarles lo que les pasó.

Tengo una duda, —Habló Dahyun. — ¿Qué pasa si lo dicen directamente? ¿O si yo lo digo?

— Eso me lleva a las consecuencias que podría traer esto, como el hecho de que, si vuelven a hacer algo por el estilo, o en si rompen las reglas, se les quitará la oportunidad que se les dio. —Mina y Nayeon la miraron expectantes. — A lo que me refiero es que si vuelven a romper una regla, morirán definitivamente. —Dicho esto, a las que estaban escuchando se les secó la boca. — En el caso de Dahyun u otra persona que le diga a los demás quienes eran, se les va a borrar cualquier recuerdo con ustedes, como si nunca se hubieran conocido ni existido.

Tanto Dahyun que estaba escuchando a través de la llamada, como las otras, se quedaron en silencio.

*: .. ..:*

Nayeon revisó el ramen que estaba cocinando en una olla, agregando un poco de salsa picante. Mina sacó dos pequeños bowls, además de sacar del refrigerador unas latas de cerveza.

Ya era hora de almorzar, por lo tanto, estaban preparando todo para poder comer un poco de ramen picante.

Jihyo ya se había ido, y Dahyun luego de la llamada quedó sin poder emitir alguna palabra, analizando todo lo que escuchó.

— Así que... —Empezó a hablar Mina. — ¿Me contratarás en la cafetería?

Nayeon apagó el fuego, el ramen ya estaba listo. Se volteó mirando a Mina, quien la miraba expectante. — Por supuesto, trabajaremos juntas hasta que Jihyo consiga tu título de administración de empresas y puedas conseguir otro lugar donde trabajar, aunque sabes que no me molestaría seguir trabajando contigo en la cafetería.

— Gracias, Nabongs. Te debo una.

Empezaron a comer y beber cerveza de vez en cuando. Nayeon se veía ansiosa, como si estuviera reteniendo mucho algo que decir. Mina la miró; La conocía tan bien, que sabía perfectamente que tarde o temprano Nayeon soltaría la bomba.

— Anda, habla. ¿Qué quieres decir? —Dijo divertida, sonriendo.

— Quiero ayudarte a que superes tu miedo a manejar. —Habló rápido. La sonrisa de Mina se desvaneció.

— No, no lo haré. —Negó dudando de su respuesta. Nayeon iba a reclamar, pero Mina le dedicó una mirada fría que la hizo callar.

Siguieron comiendo, pero Im no podía quedarse callada sin antes decir lo que pensaba. — Mina, sé que no quieres volver a manejar, pero no quiero que por un idiota irresponsable le tengas miedo a algo que amabas. —La rubia removió el poco ramen que quedaba en la fuente con sus palillos, sin atreverse de levantar la mirada. — Ya hemos perdido varias cosas, no quiero que también pierdas tu amor por conducir. —Suspiró. Por fin había logrado decir lo que tanto guardó. — No te obligaré si no quieres, pero en el caso que quieras intentarlo: Estaré siempre a tu lado e iremos de a poco.

Nayeon esperaba una respuesta o una mirada por parte de Myoui, pero no recibió nada. Rendida, se levantó y empezó a tomar los platos usados junto con los utensilios.

Cuando estaba dirigiéndose a la cocina, fue que Mina habló. — Lo voy a pensar. —Aunque esa respuesta no le afirmaba nada, se sintió satisfecha.

Nayeon asintió con una leve sonrisa.

Incluso si la respuesta final fuera un "no", lo había intentado.

¡Este no es mi cuerpo! [Adaptación Minayeon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora